Cartas al director

Una sociedad poco protectora

El día 1 de julio, en la confluencia de las calles de Marcenado y de Concha Espina, donde se halla situado el parque de Berlín, encontré con un amigo un perro malherido. Ante la situación desagradable, nos pusimos en contacto con la Sociedad Protectora de Animales y Plantas. Tras una pésima actuación de la señorita que nos atendió, que tardó algo más de tres minutos en contar detalladamente a su compañera sus peripecias del día anterior, después de los cuales se ocupó de nosotros, se nos comunicó que la única solución factible era personamos allí con el susodicho animal.Hablamos con la Policía...

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El día 1 de julio, en la confluencia de las calles de Marcenado y de Concha Espina, donde se halla situado el parque de Berlín, encontré con un amigo un perro malherido. Ante la situación desagradable, nos pusimos en contacto con la Sociedad Protectora de Animales y Plantas. Tras una pésima actuación de la señorita que nos atendió, que tardó algo más de tres minutos en contar detalladamente a su compañera sus peripecias del día anterior, después de los cuales se ocupó de nosotros, se nos comunicó que la única solución factible era personamos allí con el susodicho animal.Hablamos con la Policía Municipal y la Nacional, con diversos taxistas y hasta con la Guardia Civil, y al final dejamos la aventura devolviendo al can al parque de Berlín.

Yo me pregunto: ¿estos cuerpos, sociedades, asociaciones, organizaciones, sirven para algo? Menos fachada y más funcionalidad, por favor.-

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