El general Prem espera sucederse a sí mismo

RAMÓN VILARÓ Los tailandeses acuden hoy a las urnas en una nueva elección anticipada, en la que el primer ministro saliente, el general retirado Prem Tinsulanonda -que no es candidato-, tiene muchas probabilidades de sucederse a sí mismo, ante la perspectiva de que ninguno de los 16 partidos en liza obtenga la mayoría, en este país asiático con un fuerte crecimiento económico, pero bajo control de diversas fracciones militares. Este enviado especial de EL PAÍS visitó recientemente Tailandia.

Elefantes, bicicletas, canoas o tuc-tucs (triciclo motorizado para transporte de viajeros) sirve...

RAMÓN VILARÓ Los tailandeses acuden hoy a las urnas en una nueva elección anticipada, en la que el primer ministro saliente, el general retirado Prem Tinsulanonda -que no es candidato-, tiene muchas probabilidades de sucederse a sí mismo, ante la perspectiva de que ninguno de los 16 partidos en liza obtenga la mayoría, en este país asiático con un fuerte crecimiento económico, pero bajo control de diversas fracciones militares. Este enviado especial de EL PAÍS visitó recientemente Tailandia.

Elefantes, bicicletas, canoas o tuc-tucs (triciclo motorizado para transporte de viajeros) sirven de medio para la propaganda electoral en Tallandia para las elecciones generales anticipadas, que no parecen destinadas a aportar grandes cambios en esta nionarquía institucional firmemente controlada por los militares que dirigen la mayoría de los grandes partidos políticos.El ex general Prem Tinsulanonda disolvió el Parlamento a mediados del pasado mes de abril, convocando unas elecciones anticipadas a las que acuden 16 partidos, aunque tan sólo parecen contar las cuatro principales formaciones de la charl tai (nación tai), el Partido Demócrata, el Partido Demócrata Unido y el de Acción Social, que cuentan con las mayores formaciones políticas en un Parlamento compuesto de 342 escaños, por el que luchan más de 3.600 candidatos en este país de 52 millones de habitantes.

"Lo más probable", comenta un diplomático occidental con sede en Bangkok, "es que Prem suceda a Prem".

Para Prem, como muchos le llaman en Bangkok, es un ex general de 67 años de edad, que no está afiliado a ningún partido político, ni tampoco ha participado nunca en ninguna elección. Llegó a primer ininistro, en 1980, debido a una fórmula de compromiso entre unos partidos influenciados o dirigidos por ex militares, salvo raras excepciones. Desde entonces, Prem ha presidido cinco Gabinetes, ha superado dos elecciones generales y ha sobrevivido a dos intentos de golpes militares y cuenta con grandes probabilidades de ser llamado de nuevo por los partidos, como única fórmula para encontrar un nuevo compromiso, para continuar dirigiendo la peculiar escena política tallandesa.

" La gente está cansada ya de Prem", objeta, sin embargo, un periodista local. Recuerda que unas 100 personalidades del mundo intelectual enviaron una carta al rey Bhumibol Adulyadej -que acaba de festejar fastuosamente su 602 aniversario, recibiendo ofrendas del pueblo en el templo sagrado del Buda Esmeralda- alegando que las conexiones de Prem con los militares impiden que sea un primer ministro imparcial. ¿Pero hay otra alternativa para Tallandia?

Aspirante

Otro ex comandante en jefe del Ejército, Arthit Karrilangek, de 62 años de edad, es también uno de los aspirantes a primer ministro, después de haber sido destituido de su puesto por Prem. Arthit es asímismo un prófugo del partido de los chart tai (nación tai), que ha fundado su propio partido y que ya en 1986 rozó la victoria para suceder a Prem.

Dentro del contexto de esta campaña electoral, el elemento más pintoresco lo constituye otro ex militar y actual gobernador de Bangkok, el teniente coronel ChamIong Srimuang, de 53 años, fundador del partido Palang Dharma (Partido de la Fuerza de la Virtud), que hace campaña para una limpieza de la vida política tailandesa" y "contra la corrupción". Charrilong es conocido como mister Clean (señor Limpio).

Para algunos observadores occidentales es evidente que el desarrollo económico tallandés no ha tenido un paralelismo en lo político. Los militares continúan siendo dueños de la situación en un país con zonas incontroladas en el Norte -en el célebre triángulo de oro del opio-, con problemas fronterizos en el Este, con Camboya, y con diversos focos de guerrilla comunista.