Cartas al director

La fuga de Almaraz

La fisura de un tubo en el generador de vapor de la central nuclear de Almaraz 1, ocurrida en la madrugada del 14 de julio, no es en modo alguno un hecho fortuito ni algo que no cupiera esperar. Una vez más es preciso refrescar la memoria a quienes en Extremadura saltaron de gozo ante la perspectiva de puestos de trabajo en la central y a tantos pronucleares como pululan por esta tierra nuestra.Desde los primeros años ochenta, varios colectivos antinucleares -entre ellos el Comité Antinuclear de Salamanca, en su Boletín Informativo número hicieron público que en la central nuclear que s...

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La fisura de un tubo en el generador de vapor de la central nuclear de Almaraz 1, ocurrida en la madrugada del 14 de julio, no es en modo alguno un hecho fortuito ni algo que no cupiera esperar. Una vez más es preciso refrescar la memoria a quienes en Extremadura saltaron de gozo ante la perspectiva de puestos de trabajo en la central y a tantos pronucleares como pululan por esta tierra nuestra.Desde los primeros años ochenta, varios colectivos antinucleares -entre ellos el Comité Antinuclear de Salamanca, en su Boletín Informativo número hicieron público que en la central nuclear que servía de referencia al reactor extremeño, la central sueca de Ringhals, había ocurrido un accidente, y que, a raíz de éste, la empresa Westinghouse, fabricante de ambos reactores, había avisado de la casi segura erosión de los tubos de los generadores de vapor del circuito primario. A pesar de todo ello, los nucleócratas españoles siguieron adelante con Almaraz, aun sabiendo que nunca podría funcionar a plena potencia, debido al potencial peligro mencionado.Ahora, en julio de 1988, y según declara el propio Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Almaraz 1 "estaba operando a plena potencia". Y ha ocurrido el accidente, llamado por ellos "avería". En agosto de 1982, el entonces director general de la Energía, don José del Pozo Portillo, reconoció en Gijón que "los circuitos defectuosos de Ascó y Almaraz podrían ocasionar escapes radiactivos peligrosos, por lo que sólo trabajarán al 50% de sus posibilidades".

Se le escapó esto al director general y le valió un buen tirón de orejas en aquel entonces. Pero ahí está publicado. Y ahí está ahora confirmado.

¿De qué nos sirve ahora que nos digan de nuevo que no se han superado los límites establecidos por las especificaciones técnicas de funcionamiento? Almaraz, desde luego, no es Chernobil, y estas cosas pueden ocultarse con absoluta facilidad. ¿No han sido modificadas mil veces tales especificaciones técnicas, a medida que se han ido sucediendo los accidentes en la corta historia de la energía nuclear?

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¿Y qué decir de las palabras tranquilizadoras del CSN: normalidad, todo controlado ... ? Los antinucleares españoles, agrupados en la CEAN, en nuestra última reunión esta primavera, firmábamos unánimemente un comunicado en el que se denunciaba la actitud y la política de don Luis Echávarri, consejero del CSN, más preocupado, al parecer, por la promoción de la industria nuclear en nuestro país que por la seguridad de las centrales e instalaciones, que es por lo que cobra sustanciosa nómina. Nunca pensé, allá en Jarandilla de la Vera, en el mes de mayo, que tan pronto tendría ocasión de reafirmarme en la denuncia.

¡Ah!, y Valdecaballeros, con Croissier o sin Croissier, va para adelante. Al tiempo-

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