Cartas al director

Me llamo Vincennes

Recientemente he trasladado mi residencia a una calle habitualmente frecuentada por maleantes.He de decirle que soy ciego y por eso llevo siempre conmigo un perro entrenado para defensa. Sólo con el olor que percibe de las personas y con ver su modo de moverse conoce si sus intenciones son hostiles, y me lo hace saber mediante leves grullidos.

El otro día paseaba con mi hijo y mi perro cuando oí a una persona pedir auxilio porque estaba siendo atacada. A una orden mía, mi perro salió tras los agresores y con un par de mordiscos los puso en fuga. Después, algo excitado, reg...

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Recientemente he trasladado mi residencia a una calle habitualmente frecuentada por maleantes.He de decirle que soy ciego y por eso llevo siempre conmigo un perro entrenado para defensa. Sólo con el olor que percibe de las personas y con ver su modo de moverse conoce si sus intenciones son hostiles, y me lo hace saber mediante leves grullidos.

El otro día paseaba con mi hijo y mi perro cuando oí a una persona pedir auxilio porque estaba siendo atacada. A una orden mía, mi perro salió tras los agresores y con un par de mordiscos los puso en fuga. Después, algo excitado, regresó junto a mí. De repente, el perro empezó a gruñir levemente y pude escuchar a alguien acercándose a la carrera, presumiblemente con intención de agredirnos. Avisé al maleante de que no se nos acercase más, pero hizo caso omiso...

Mi primer deber como padre es proteger la vida de mi hijo, que clarísimamente se veía amenazada. Así que di una orden a mi perro: "¡Mata!".

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Yo no sabía que se trataba de una mujer que cruzaba corriendo la calle con un niño en cada mano.

Yo no sé por qué no hicieron caso de mis advertencias.

Yo no sé por qué se les ocurrió cruzar la calle corriendo, en mi dirección y justo en ese momento.

Ha sido una horrible tragedia.

Pero mi conciencia está tranquila, porque yo actué en defensa propia.

¡Ah! Me llamo Vincennes.

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