Tribuna:EL FUTURO DEL COMUNISMO

La lucha continúa

Por primera vez tras muchos decenios, en la URSS hay una verdadera lucha política a la vista del público; no una pelea de gabinete entre clanes burocráticos por los altos puestos en el partido y el Gobierno, sino una lucha entre diferentes concepciones sobre el desarrollo del país, una lucha de fuerzas sociales. Un importante hito en esta lucha ha sido la XIX Conferencia del PCUS.El principal tema de la conferencia fue, indudablemente, la reforma radical del sistema político de la URS S. Justamente él suscitó una viva discusión, que se sentía incluso en las intervenciones de los delegados a la...

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Por primera vez tras muchos decenios, en la URSS hay una verdadera lucha política a la vista del público; no una pelea de gabinete entre clanes burocráticos por los altos puestos en el partido y el Gobierno, sino una lucha entre diferentes concepciones sobre el desarrollo del país, una lucha de fuerzas sociales. Un importante hito en esta lucha ha sido la XIX Conferencia del PCUS.El principal tema de la conferencia fue, indudablemente, la reforma radical del sistema político de la URS S. Justamente él suscitó una viva discusión, que se sentía incluso en las intervenciones de los delegados a la conferencia, pero que se dio con más agudeza en las comisiones que se crearon para redactar las resoluciones. Esta discusión, por lo visto, no cesó ni siquiera después de que la conferencia aprobara las resoluciones, pero ya se refería sólo a detalles de determinadas proposiciones. No es por casualidad por lo que las resoluciones fueron publicadas sólo el 5 de junio, aunque fueron aprobadas el 1.

Los tres años de la perestroika han mostrado que no se puede esperar el éxito de las reformas profundas de la sociedad soviética cuando estas se realizan a través del viejo mecanismo de poder. Ellos han mostrado que es necesario crear una nueva estructura de poder, y sólo apoyándose en ella es posible conducir la perestroika a la victoria.

En su informe a la conferencia, Mijail Gorbachov adelantó proposiciones para reformar el sistema político que conducirían a una nueva estructura de poder. El secretario general del PCUS propuso importantísimas medidas que están interrelacionadas: primero recomendar al puesto de presidentes de los soviets, como regla general, a los primeros secretarios de los comités del partido correspondientes, lo que, en particular, significaría que una misma persona desempeñaría los puestos de secretario general del Comité Central del partido y de presidente del Soviet Supremo de la URSS, es decir, que una misma persona reuniría los cargos más altos del partido y del Gobierno. Segundo, Gorbachov propuso renunciar en todos los niveles, incluido el Comité Central, a estructurar el aparato del partido según el principio ramal. Hasta el momento, el papel dirigente del partido se realizaba sólo gracias a que tras cada órgano de poder estatal -sea el Ministerio del Interior o el de Justicia, el Ministerio de Industria Ligera o Alimentaria, el Tribunal Supremo, etcétera- existe el departamento correspondiente del Comité Central del PCUS. De acuerdo con el mismo principio están estructurados los eslabones inferiores del partido. La renuncia a este principio significaría que el aparato del partido ya no podría tomar directamente decisiones gubemamentales, que a sólo influir indirectamente en ellas a través de los comunistas que trabajan en los organismos estatales y también gracias a que la ideología dominante de la sociedad continuaría siendo la ideología del partido comunista: el marxismo-leninismo. Tercero, Gorbachov propuso elevar el papel de los soviets en todos los niveles, es decir, sus derechos y su grado de independencia.

El cumplimiento de estas proposiciones conduciría al surgimiento de una nueva cohorte de dirigentes: incluso se podría decir que de superdirigentes, ya que reunirían los cargos de primeros secretarios de comités del partido y de presidentes de los soviets. Esta nueva cohorte de dirigentes, esta nueva pirámide jerárquica, la encabezaría el mismo Gorbachov como secretario general del Comité Central y presidente del Soviet Supremo de la URSS. El rasgo distintivo de la actividad de la nueva capa de dirigentes estaría en que ellos no ejercerían su poder a través del aparato del partido, sino a través de los soviets. Esto sería un avance hacia la democracia, ya que el centro de poder pasaría de una jerarquía más estrecha y cerrada -la del partido-, que representa la voluntad de alrededor de 20 núllones de personas, a una más amplia, abierta y más controlada la de los soviets-, que se forma con el concurso de todos los ciudadanos, tanto miembros del partido como independientes

Esta también sería una maniobra de rodeo de Gorbachov, ya que con semejante transformación, el Comité Central del partido, en el que todavía son muy fuertes las posiciones de líderes conservadores, se convertiría en un órgano consultivo adjunto al secretarío general-presidente del Soviet Supremo, es decir, adjunto a Gorbachov. Como resultado, Gorbachov tendría la libertad de acción necesaria para hacer reformas profundas.

Palabras y hechos

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Sin embargo, la conferencia no siguió ciegamente al secretario general, no apoyó el programa completo de reformas que se propusieron, aunque tanto los delegados a la conferencia como los medios de información masiva hablaron del apoyo unánime a las propuestas de Gorbachov, de su apoyo completo. Después de que las resoluciones fueran publicadas quedó en claro que las proposiciones de Gorbachov habían sido corregidas de tal manera que se privó de su sentido principal al programa de reformas políticas.

La proposición de Gorbachov de recomendar a los puestos de presidentes de los soviets a los primeros secretarios de los comités correspondientes del partido en la resolución de la conferencia quedó limitada al nivel de los soviets locales. Por tanto, el secretario general del Comité Central del partido no necesariamente va a ser recomendado para el cargo de presidente del Soviet Supremo de la URSS. Además desapareció de la resolución la importante propuesta de Gorbachov en cuanto a otorgar amplios poderes al presidente del Soviet Supremo de la URSS.

En lugar de la proposición concreta y trascendental de renunciar al principio ramal en la estructuración del aparato del partido, la conferencia adoptó una fórmula general en cuanto a que "la estructura del aparato de los comités del partido deberá responder a las tareas de reforzar la dirección política y corresponder a las metas de la nueva etapa de la perestroika".

El programa de reformas de Gorbachov adquirió carácter de medias tintas, inconsecuente. Las resoluciones de la conferencia reflejan un compromiso entre Gorbachov y Egor Ligachov, líder conservador. Si utilizamos la terminología occidental, podríamos decir que actualmente dirige el país un bloque de fuerzas de centro-derecha.

Es difícil prever los acontecimientos, pero está claro que en el futuro próximo seremos testigos de una profundización de las divergencias en el seno del partido. Y difícilmente los dirigentes del partido podrán poner buena cara al mal tiempo, como en la conferencia. No es casual que ninguno de los miembros y suplentes del Politburé ni de los secretarios del Comité Central del partido hayan intervenido en la conferencia, a excepción de Gorbachov y Ligachov. Por lo demás, Ligachov hizo uso de la palabra sólo porque debía responder a la crítica que le hicieron. No es difícil suponer que en vísperas de la conferencia se tomara la decisión de que los líderes del partido se abstuvieran de intervenir para no hacer públicas las divergencias. Esta decisión determiné en gran parte el carácter de compromiso de las resoluciones. Pero un compronúso en cuestiones como las reformas radicales sólo temporalmente puede reconciliar a los bandos en lucha; sólo pone fin a una etapa de la lucha y es el comienzo de la siguiente.

Serguel Jarlamov es un historiador soviético especializado en los años treinta. Traducción: Rodrigo Fernández.

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