Tribuna:

Desagravio

El alcalde de Barcelona ha visitado al cónsul norteamericano en la en otro tiempo llamada Ciudad Condal, ahora Ciudad Olímpica, y ha aprovechado la visita de buenas intenciones para reclamar la presencia de la VI Flota en el puerto de Barcelona. Recientemente los marinos norteamericanos habían recibido en Barcelona pruebas de una cierta hostilidad, a veces pacífica y legítima y otras a bombazo limpio, con saldo de vida humana y otras barbaries ilegítimas. Bien está que el señor alcalde practique una política de relaciones públicas plural y aliviadora de cualquier salvajada, pero en cambio me p...

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El alcalde de Barcelona ha visitado al cónsul norteamericano en la en otro tiempo llamada Ciudad Condal, ahora Ciudad Olímpica, y ha aprovechado la visita de buenas intenciones para reclamar la presencia de la VI Flota en el puerto de Barcelona. Recientemente los marinos norteamericanos habían recibido en Barcelona pruebas de una cierta hostilidad, a veces pacífica y legítima y otras a bombazo limpio, con saldo de vida humana y otras barbaries ilegítimas. Bien está que el señor alcalde practique una política de relaciones públicas plural y aliviadora de cualquier salvajada, pero en cambio me parece excesivo que en mi nombre, como ciudadano de esta ciudad, reclame la presencia de una VI Flota que sólo sirve para patrullar los intereses norteamericanos en las aguas de su Marca Hispánica.Teme el señor Maragall que si los marinos norteamericanos declaran a Barcelona ciudad no grata no van a venir inversores yanquis. Y teme mal. El capital invierte cuando siente seguro su dinero; ni siquiera tiene en cuenta la seguridad de los soldados que en teoría defienden su dinero. Los americanos invierten en China y a ningún alcalde chino se le ocurre reclamar la presencia de la VI o de la VII o de la VIII Flota norteamericana. Otra cosa sería si el señor Maragall aportara argumentos de seguridad personal o social, es decir, si el señor Maragall estuviera en condiciones de concretar de qué peligro nos defiende esa VI Flota. ¿De los turcos? ¿De los fenicios? ¿De la Marina del zar?

Tal vez sea el zar el enemigo más temido por el alcalde de Barcelona, habida cuenta del antiguo deseo de los zares de conseguir un acceso al Mediterráneo. Pero creo que ya lo han conseguido y la Marina del zar juega a barquitos con la VI Flota, y es de desear que ese juego se realice aguas adentro, lejos de la costa. En el caso de que la Infantería de Marina del zar invadiera Barcelona, yo le prometo al señor Maragall que seré el primer voluntario en la lucha contra el invasor, y como yo muchos que consideramos a los simpáticos marinos de la VI Flota una policía más a añadir a las demasiadas policías que vigilan, nos vigilan y se vigilan.

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