Cartas al director

Un museo a cambio de una iglesia

En octubre de 1985 se firmó un convenio entre la Generalitat de Cataluña (Consejería de Cultura) y el arzobispado de Barcelona, cediendo éste el antiguo edificio-convento de Santa Mónica a cambio de construirle a la parroquia un edificio suficiente para llevar a cabo su labor religiosa, caritativa y social. Las obras para la parroquia debían estar terminadas dentro de los seis primeros meses de 1986. La Generalitat sí empezó sus obras. Incluso la parroquia, de buena fe, y ante tanta premura, se trasladó dos meses antes a. dos pequeñas salas, insuficientes completamente para aguantar más de sei...

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En octubre de 1985 se firmó un convenio entre la Generalitat de Cataluña (Consejería de Cultura) y el arzobispado de Barcelona, cediendo éste el antiguo edificio-convento de Santa Mónica a cambio de construirle a la parroquia un edificio suficiente para llevar a cabo su labor religiosa, caritativa y social. Las obras para la parroquia debían estar terminadas dentro de los seis primeros meses de 1986. La Generalitat sí empezó sus obras. Incluso la parroquia, de buena fe, y ante tanta premura, se trasladó dos meses antes a. dos pequeñas salas, insuficientes completamente para aguantar más de seis meses.Asimismo actuó de nuevo en convenio firmado el 29 de julio de 1986. Hacia abril de 1987 se firma el último, comprometiéndose a terminar las obras frente al templo para finales del mismo 1987,

Por fin, aunque pasados los límites contratados, salieron a subasta las obras, adjudicándolas a la constructora ARCE (la misma que construye el museo), con un plazo urgente de realización de diez meses (cinco de 1987 y cinco de 1988, o sea, a terminar en este mayo -DOGC y BOE-). Las obras están paralizadas; el plazo, incumplido por cuarta vez, y toda una comunidad parroquial humilde y gran parte del barrio, molestos y humillados, sin comprender tan insensata actuación.

Aquí, la Consejería de Cultura, y en ella los altos cargos responsables de estas obras, han perjudicado la labor parroquial, han faltado a la seriedad más elemental y han actuado unilateralmente para sus propios fines. Evidentemente, la inauguración del museo el pasado día 17 tuvo descarado fin electoralista. El arte es importante, pero lo son más los seres humanos de toda una comunidad.

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El actual Gobierno catalán de la Generalitat ha perdido para nosotros toda credibilidad. Así no se trata a un buen grupo de ciudadanos.

La asamblea parroquial exige inmediata realización de las obras sin más paliativos, estando dispuesta a recurrir legalmente.

Los abajo firmantes representan a cientos de personas. El párroco, naturalmente, se une en todo a ellos.- y 57 firmas más.

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