Cartas al director

Estupor y pánico

Primero fue el estupor; luego, segundos después, el pánico. ¿Qué nos puede pasar a cualquier ciudadano si el ministro Barrionuevo sigue jugando a perseguir etarras sin cerciorarse antes de un posible error? ¿Nadie se pregunta qué les hubiera ocurrido a los habitantes de la vivienda de Leganés si hubieran sido, pongamos por caso, unos cuantos jóvenes? Porque un geo disparó a una señora que se asomaba a una ventana nada más verla... ¿Tan pronto hemos olvidado todos que en Almería...? Pues ha faltado un pelín para que ocurriera otra tragedia igual.Achacaré a un milagro que pu...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Primero fue el estupor; luego, segundos después, el pánico. ¿Qué nos puede pasar a cualquier ciudadano si el ministro Barrionuevo sigue jugando a perseguir etarras sin cerciorarse antes de un posible error? ¿Nadie se pregunta qué les hubiera ocurrido a los habitantes de la vivienda de Leganés si hubieran sido, pongamos por caso, unos cuantos jóvenes? Porque un geo disparó a una señora que se asomaba a una ventana nada más verla... ¿Tan pronto hemos olvidado todos que en Almería...? Pues ha faltado un pelín para que ocurriera otra tragedia igual.Achacaré a un milagro que publique usted estas líneas, señor Cebrián. Gracias si lo consigo.-

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En