Amal y Hezbolá combaten por el control de Beirut

Beirut se despertó ayer con el estruendo de los morteros y los disparos de los carros de combate. Las dos principales formaciones shiíes de Líbano -el movimiento prosirio Amal y los integristas proiraníes de Hezbolá- continuaban los enfrentamientos iniciados el día anterior, que han causado al menos 65 muertos pese al alto el fuego logrado por la noche con la mediación iraní. Un comunicado hecho público a media tarde de ayer por Amal daba cuenta de la entrada de sus fuerzas en el feudo de su adversario (Bir el Abed) en el sur de Beirut, donde se presume que se encuentran los 15 rehenes extranj...

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Beirut se despertó ayer con el estruendo de los morteros y los disparos de los carros de combate. Las dos principales formaciones shiíes de Líbano -el movimiento prosirio Amal y los integristas proiraníes de Hezbolá- continuaban los enfrentamientos iniciados el día anterior, que han causado al menos 65 muertos pese al alto el fuego logrado por la noche con la mediación iraní. Un comunicado hecho público a media tarde de ayer por Amal daba cuenta de la entrada de sus fuerzas en el feudo de su adversario (Bir el Abed) en el sur de Beirut, donde se presume que se encuentran los 15 rehenes extranjeros que aún permanecen secuestrados en Líbano. Hezbolá negó esa información y aseguró haber tomado posiciones de Amal.

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El fragor de los combates, los mayores que se libran en la capital libanesa desde que en agosto de 1983 las milicias musulmanas expulsaran al ejército libanés de los suburbios meridionales, se dejó sentir en toda la ciudad. Desde la casa de esta corresponsal, en la colina de Asherafiye, en el sector este de la ciudad, podían verse las espesas columnas de humo negro, apenas tres kilómetros más allá en línea recta. Durante todo el día no dejaron de oírse las atronadoras explosiones de la artillería, que se asemejaban a una fuerte tormenta de verano.Al menos 65 personas habían resultado muertas y varios centenares heridas al caer la tarde de ayer, según un recuento efectuado por la agencia France Presse, tras haber consultado telefónicamente a diversos centros hospitalarios. Presumiblemente, el número de víctimas era mucho más elevado, dado que la Media Luna Roja (equivalente de la Cruz Roja) tuvo en ocasiones dificultades para acceder a la zona de combate, debido a lo encarnizado de la lucha.

Romper la tregua

El jefe de Amal, Nabih Berri, a su vez ministro de Justicia, acusó a los milicianos de Hezbolá (Partido de Dios) de haber roto la tregua decretada a la una de esa madrugada bajo los auspicios de Teherán. De acuerdo con Berri, los delegados iraníes se retiraron del comité formado por su grupo, Hezbolá y la Embajada de la República Islámica para intentar poner fin a estos enfrentamientos. El alto el fuego apenas había durado cuatro horas."El Movimiento Amal ha atendido el llamamiento de la Embajada de Irán, pero ellos [Hezbolá] han hecho caso omiso de este acuerdo y de su pretendida fidelidad a la revolución", afirmó el ministro. El jefe de Amal acusó al Partido de Dios de haber "hecho de los suburbios un antro del terrorismo por la toma de rehenes".

Observadores libaneses consultados por EL PAÍS consideran que la operación llevada a cabo por Amal puede tener como objetivo la puesta en libertad, por encargo de Siria, de los 15 rehenes extranjeros que aún permanecen en manos de extremistas shiíes. Según esta versión, Siria ha prometido a Estados Unidos dicha liberación en prueba de su buena voluntad en Líbano. Damasco tiene un interés histórico en este destruido país, parte integrante de lo que una vez fuera la gran Siria. Sus pretensiones adquieren un significado especial a pocas semanas de las elecciones presidenciales, en torno a las cuales se ha suscitado un gran debate sobre el futuro de esta nación. En todo caso, no cabe duda de que esta guerra es la expresión de los intentos contrapuestos de Siria e Irán por controlar a los shiíes libaneses.

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Amal -Esperanza, en árabe- inició a las dos de la tarde una ofensiva en tenaza contra el barrio de Bir el Abed, donde se encuentra el despacho del guía espiritual de los integristas proiraníes, jeque Mohamed Husein Fadlalá.

Hezbolá, por su parte, daba cuenta a última hora de ayer de que sus hombres habían logrado desalojar a Amal de uno de sus bastiones, el barrio de Gobaire, colindante con Beirut oeste.

El citado imam shií había lanzado un llamamiento a mediados de abril para que cesaran los combates que desde principios de ese mes enfrentaban a las dos formaciones en el sur de Líbano, y pidió a sus milicianos que dejaran de "matarse entre ellos" y encontraran una solución negociada a "sus diferencias". El Gobierno de Teherán llegó incluso a enviar un emisario, que no logró un acuerdo entre Amal y Hezbolá. La supremacía demostrada por Amal y la reciente liberación de los tres últimos rehenes franceses, retenidos por Yihad Islámica, un grupo clandestino próximo a Hezbolá, hicieron pensar que el afán de prepotencia de los integristas musulmanes se había atenuado.

La invasión efectuada por el Ejército israelí en el sur de Líbano, a principios de esta semana, unió por un momento a prosirios y proiraníes frente al enemigo común., Fue sólo un espejismo. Retirados los israelíes, los shiíes se embarcaban al sur de Beirut, que escapa al control del Ejército sirio, desplegado desde febrero de 1987 en el sector oeste de la capital libanesa.

Al mismo tiempo, los combates interpalestinos entre partidarios de Yasir Arafat y del prosirio Abu Musa en el campo de refugiados de Chatila cesaron ayer, tras haber causado 14 muertos y 79 heridos en una semana.

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