La ley del silencio

El sexto procesojudicial contra los mercenarios, del terrorismo anti ETA que se celebra ante los tribunales franceses recuerda a todos los anteriores por la aplicación estricta de la ley del silencio. Los acusados se esfuerzan por mantener con frialdad su negativa a contar nada, pese a correr el riesgo, de fuertes condenas.Los investigadores policiales y judiciales franceses están convencidos de que Labade conoce parte de la trama española de los GAL porque ha trabajado a sus órdenes directas. No es un simple ejecutor, como los 10 hombres condenados hasta ahora, sino un organizador que trabaja...

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El sexto procesojudicial contra los mercenarios, del terrorismo anti ETA que se celebra ante los tribunales franceses recuerda a todos los anteriores por la aplicación estricta de la ley del silencio. Los acusados se esfuerzan por mantener con frialdad su negativa a contar nada, pese a correr el riesgo, de fuertes condenas.Los investigadores policiales y judiciales franceses están convencidos de que Labade conoce parte de la trama española de los GAL porque ha trabajado a sus órdenes directas. No es un simple ejecutor, como los 10 hombres condenados hasta ahora, sino un organizador que trabajaba sobre el terreno y que llevó su fidelidad hasta continuar su tarea en Portugal, tras haber escapado de Francia gracias a una orden. ole libertad provisional.

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Sin embargo, pese al testimonio abrumador de su antigua compañera, el jefe de los GAL se refugia en el silencio y en las explicaciones inverosímiles, capaces de arrancar risas entre los abogados defensores. A una pregunta del presidente del tribunal sobre la presencia del mismo teléfono en su agenda y en la de Patrick De Carvalho, Labade contesta que se trata de una simple coincidencia. E 1 número es el 442 25 26 y, según el sumario, su titular es Félix Tellechea Sánchez. No ha podido aclararse la función de este teléfono, pero medios judiciales sospechan que se trataba de un medio de enlace con los responsables españoles de los antentados contra ETA.

Las respuestas de los acusados rozan en ocasiones lo puramente absurdo. El fiscal pregunta a Labade por la presencia en su domicilio de una caja de 25 cartuchos del 9 corto, de fabricación española. Quiere saber también si nueve cartuchos idénticos, requisados a De Carvalho, proceden de la misma caja, de la que faltan 10. De Carvalho niega. No sabe nada. Labade niega también.

El fiscal insiste. Se trata de balas consideradas de guerra, y cuya posesión está prohibida en Francia. "Tenía los cartuchos para formar una colección de municiones", asegura tímidamente el interrogado.

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