Las dos cartas

Algunos miembros de la comisión de Defensa del Congreso están convencidos de haber descubierto una importante variación entre los documentos del embajador español en la OTAN, Jaime de Ojeda, y del secretario general de la Alianza, lord Carrington, ambos sobre la fórmula propuesta por España para la aportación militar española a la Alianza. Narcís Serra ya destacó hace dos semanas que en el documento Ojeda se indica que el Gobierno español se reserva la última palabra a la hora de decidir, en paz o guerra, si intervienen o no unidades españolas en misiones de la OTAN.De Ojeda entregó a Carringt...

Algunos miembros de la comisión de Defensa del Congreso están convencidos de haber descubierto una importante variación entre los documentos del embajador español en la OTAN, Jaime de Ojeda, y del secretario general de la Alianza, lord Carrington, ambos sobre la fórmula propuesta por España para la aportación militar española a la Alianza. Narcís Serra ya destacó hace dos semanas que en el documento Ojeda se indica que el Gobierno español se reserva la última palabra a la hora de decidir, en paz o guerra, si intervienen o no unidades españolas en misiones de la OTAN.De Ojeda entregó a Carrington el pasado 18 de enero la carta con la fórmula española y, posteriormente, Carrington envió un resumen de la misma al comité militar y al Consejo Atlántico. Los portavoces de los grupos parlamentarios pudieron solamente leer la carta de Carrington, pero el documento no es público, mientras la carta de De Ojeda es pública. Ahora, varios parlamentarios aseguran que Carrington no recogió en su documento la citada reserva hecha por De Ojeda, extremo confirmado a este periódico por fuentes oficiales.

Enrique Curiel, diputado de Izquierda Unida en la Comisión de Defensa, señaló ayer que el documento de De Ojeda es "muy grave". "Nos mete en la OTAN hasta las cejas", dijo. Para Curiel, del texto se desprende que soldados españoles podrán intervenir en el extranjero en misiones de la Alianza.

Para el diputado comunista, la carta de De Ojeda admite un control operativo de mandos extranjeros aliados sobre unidades españolas, lo que vulnera la promesa del Gobierno de no incluir a los Ejércitos en la estructura militar integrada de la OTAN.