Empeora la situación de los derechos humanos en El Salvador

La situación de los derechos humanos en El Salvador se ha deteriorado en los últimos meses hasta extremos similares a los que hubo al inicio de la guerra civil hace más de siete años, y las perspectivas de una reconciliación nacional son más sombrías que nunca, afirman representantes de la oposición y de organizaciones independientes que han viajado a Europa para informar del problema a varios Gobiernos y a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.

"Las señales son de que estamos volviendo a la situación de 1980", declaró a EL PAÍS Reynaldo Rojas Blanco, presidente de la Comisión de De...

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La situación de los derechos humanos en El Salvador se ha deteriorado en los últimos meses hasta extremos similares a los que hubo al inicio de la guerra civil hace más de siete años, y las perspectivas de una reconciliación nacional son más sombrías que nunca, afirman representantes de la oposición y de organizaciones independientes que han viajado a Europa para informar del problema a varios Gobiernos y a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.

"Las señales son de que estamos volviendo a la situación de 1980", declaró a EL PAÍS Reynaldo Rojas Blanco, presidente de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador, una institución no gubernamental cuyo anterior responsable, Herbert Anaya, fue asesinado el pasado octubre presuntamente por los ultraderechistas Escuadrones de la Muerte. Un joven detenido que se declaró autor del crimen se ha retractado de su confesión. Rojas Blanco afirma que llevará ante la Organización de Estados Americanos (OEA) a un testigo que asegura que los asesinos fueron cuatro personas."Todos los miembros de la comisión tememos ser asesinados, y responsabilizamos al Gobierno, a las fuerzas armadas e indirectamente a la Embajada de Estados Unidos, de lo que nos pueda ocurrir", declaró Rojas Blanco, quien ha recibido varias amenazas desde que asumió la dirección del organismo. Dos miembros de la comisión fueron detenidos este mes durante varias horas cuando trataban de confirmar el descubrimiento de 10 cuerpos, entre ellos el de dos mujeres con los pechos cortados, en la localidad de San Pablo Tacachico, cerca de la capital.

Los secuestros, desapariciones, torturas y asesinatos han aumentado desde que el presidente salvadoreño, José Napoleón Duarte, firmó el pasado agosto los acuerdos de Esquipulas 2, afirma Rojas Blanco. Tres campesinos fueron encontrados muertos el pasado 31 de enero colgados de los pulgares, vendados y torturados, dice al citar uno de los casos más recientes de abuso. "Duarte es cómplice de esta situación", asegura. "Se ha recrudecido la violencia de forma cualitativa, porque el Gobierno tiene la cobertura de Esquipulas 2 para ocultar su responsabilidad. Ha optado por continuar la guerra y la represión, pero se enfrenta al dilema de cómo contener el descontento popular y mantener en el exterior una imagen de democracia".

"La paz, cada vez más lejos"

"Desgraciadamente, la paz está lejos, la reanudación de las negociaciones con la oposición no parece próxima, y la guerra va a continuar", declaró a EL PAÍS Héctor Oquelí, vicepresidente del Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), uno de los partidos que integran el Frente Democrático Revolucionario (FDR), coligado con la guerrilla del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN).Sin embargo, pese al deterioro de la situación y el riesgo personal, Oquelí afirma que tanto él como el líder del FDR, Guillermo Ungo, piensan emular los pasos del otro dirigente opositor Rubén Zamora e instalarse definitivamente en el país e iniciar la actividad política: "Nos vamos a tirar a nadar a una piscina llena de agua, pero también de tiburones vinculados a los Escuadrones, a los que los aparatos del Estado los activan y desactivan según su conveniencia".

Duarte se encuentra en una posición cada vez más débil, y la Democracia Cristiana es muy probable que pierda la mayoría absoluta en las elecciones parlamentarias y municipales del próximo marzo, opina el dirigente opositor para corroborar la tesis de que "es prácticamente imposible" que el Gobierno invite a la guerrilla a una nueva ronda de negociaciones en un futuro cercano y de que sólo lo hará conforme se acerque el plazo de la sucesión presidencial de Duarte, en junio del año que viene.

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"No vamos a boicotear las elecciones de marzo, pero eso no significa que vayamos a romper nuestra alianza con la guerrilla", afirma el dirigente de la oposición.

"La convergencia democrática que hemos constituido con el Partido Socialdemócrata y las fuerzas de Zamora -dice Oquelí- va a participar sin candidatos. Es decir, haremos campaña para concienciar a la población sobre cuatro puntos: necesidad de insistir en el diálogo y no en la confrontación, rescate de la soberanía nacional y el establecimiento de un régimen democrático y de un sistema económico y social justo".

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