La difícil agenda política del presidente electo

Roh Tae Woo, de 55 años, que el próximo 25 de febrero deberá asumir la presidencia de la República de Corea, a no ser que la oposición logre invalidar el resultado de las pasadas elecciones por las irregularidades habidas, tendrá ante sí el compromiso de reconciliar una nación profundamente dividida y necesitará de la cooperación de las fuerzas de oposición si realmente quiere llevar adelante su programa de reformas democráticas.El problema que tiene este militar convertido en político en 1981 es el de distanciarse de sus conmilitones y de imponer un estilo de gobierno civil sin tutela del Ejé...

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Roh Tae Woo, de 55 años, que el próximo 25 de febrero deberá asumir la presidencia de la República de Corea, a no ser que la oposición logre invalidar el resultado de las pasadas elecciones por las irregularidades habidas, tendrá ante sí el compromiso de reconciliar una nación profundamente dividida y necesitará de la cooperación de las fuerzas de oposición si realmente quiere llevar adelante su programa de reformas democráticas.El problema que tiene este militar convertido en político en 1981 es el de distanciarse de sus conmilitones y de imponer un estilo de gobierno civil sin tutela del Ejército, algo que en los casi 40 años de historia de esta nación ha sido una quimera.

"El triunfo no es mío ni de mi partido, sino de todos los habitantes de este país que suspiran por una nueva era de democracia y de armonía nacional", dijo ayer el presidente electo al recalcar que tiene intención de crear una comisión oficial para promover la reconciliación y el paquete de reformas democráticas que se ha comprometido a realizar. Roh Tae Woo afirmó también que su intención es la de constituir un gabinete por encima de etiquetas políticas en el que tengan cabida personalidades independientes o incluso de la oposición. "Promover la democratización basada en la estabilidad del país", ha dicho Roh. Un mensaje que el electorado ha entendido, al parecer, mejor que los de los Kim.

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Un nuevo referéndum

Roh se ha comprometido a convocar un referendo sobre su gestión política cuando finalicen los Juegos Olímpicos de Seúl. Algo que fue muy criticado por la oposición cuando lo anunció el pasado sábado. Otra de las promesas de su "segunda declaración de principios" es la de reabrir la investigación de los principales escándalos de la pasada administración, lo que le puede crear graves problemas con muchos de sus ex compañeros que no simpatizan con este hombre pragmático.El grave suceso de la represión de Kwangju, donde murieron según cifras oficiales cerca de 200 manifestantes en 1980, es una cuestión que Roh deberá afrontar. Hasta ahora se ha referido únicamente a la conveniencia de compensar a los familiares de las víctimas. El tema está estrechamente vinculado con el de la fuerte rivalidad regional que hay en Corea entre las provincias meridionales del Oeste y las del Este. Las primeras, que es donde se halla Kwagju, acusan a los anteriores gobiernos de haber primado el desarrollo del Oeste en detrimento del Este. Sin embargo, el inicio de relaciones, comerciales primero y plenas después, con China tal como ha prometido Roh Tae Woo, puede aliviar el odio regional al desarrollarse en esa zona un comercio que apunte hacia China.

Finalmente Roh deberá cumplir con su promesa de llegar a un modus vivendi con el vecino del Norte a través de intercambios económicos y comerciales, así como a negociar nuevamente la participación de la República Popular Democrática de Corea en los juegos de Seúl.

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