Un desertor que 'salvó' el muro

Edda Juma Baibat, de 43 años, saharaui, formaba parte del 4º comando, 6º batallón del Ejército marroquí, en el que llegó a ser alférez. Tras once años de lucha contra el Frente Polisario, el pasado año logró huir, junto a su familia, al otro lado de los muros marroquíes. Ahora está contento por tener las armas para combatir a los soldados del rey Hassan que estaban a sus órdenes.Baibat quedó atrapado junto a su hermano pequeño cuando la marcha verde llegó a Smara, su ciudad. Los marroquíes, dice, le reclutaron. "Los marroquíes desarrollan una política de fachada para demostrar que los s...

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Edda Juma Baibat, de 43 años, saharaui, formaba parte del 4º comando, 6º batallón del Ejército marroquí, en el que llegó a ser alférez. Tras once años de lucha contra el Frente Polisario, el pasado año logró huir, junto a su familia, al otro lado de los muros marroquíes. Ahora está contento por tener las armas para combatir a los soldados del rey Hassan que estaban a sus órdenes.Baibat quedó atrapado junto a su hermano pequeño cuando la marcha verde llegó a Smara, su ciudad. Los marroquíes, dice, le reclutaron. "Los marroquíes desarrollan una política de fachada para demostrar que los saharauis están con ellos y ocupan puestos de calidad; en la realidad, aunque ascendamos, Hassan desconfía de los oficiales saharauis: sólo nos utilizan como guías", explica Baibat.

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Para huir, se puso de acuerdo con otros compañeros militares. "Esperé años y por fin la oportunidad de escapar llegó con la reciente política marroquí de abrir la mano con los permisos de salida a los nómadas", explica Baibat. Mientras sus compañeros se adelantaron hacia el sur de Marruecos, Baibat reunió a sus familiares y los de los demás. Doce personas en total en un vehículo todo terreno al que dejaron inutilizado, antes de abandonarlo, en las proximidades del río Draa. Allí los compañeros de Baibat le esperaban con los camellos necesarios para recorrer el último tramo del camino y un guía amigo que los condujo a las zonas donde patrulla el Frente Polisario. "Viajamos durante tres noches, los ancianos y los niños en los camellos, los demás a pie; al amanecer nos ocultábamos", cuenta.

Cuando por fin dieron con la patrulla, Baibat tuvo miedo: "Yo llevaba mi uniforme militar y al principio desconfiaron; pero cuando les conduje hacia el escondrijo de los demás muchos se encontraron después de años con sus madres y hermanas".

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