Prueba de destruccción

Una explosion, seguida de una brillante llamarada de casi 100 metros de altura, marcó esta semana de manera espectacular, en el desierto de Utah (EE UU), una prueba de destrucción de un misil Pershing 2. Normalmente destinadas a destruir armas quimicas obsoletas, las instalaciones de la base de Tooele podrían servir para eliminar los euromisiles, tras la entrada en vigor del acuerdo que firmen en Washington Ronald Reagan y Mijail Gorbachov.Estados Unidos ha conseguido poder salvaguardar el material fisionable y los sistemas de navegación, con costosos y avanzados equipos electrónicos, de los c...

Una explosion, seguida de una brillante llamarada de casi 100 metros de altura, marcó esta semana de manera espectacular, en el desierto de Utah (EE UU), una prueba de destrucción de un misil Pershing 2. Normalmente destinadas a destruir armas quimicas obsoletas, las instalaciones de la base de Tooele podrían servir para eliminar los euromisiles, tras la entrada en vigor del acuerdo que firmen en Washington Ronald Reagan y Mijail Gorbachov.Estados Unidos ha conseguido poder salvaguardar el material fisionable y los sistemas de navegación, con costosos y avanzados equipos electrónicos, de los cohetesque destruya. Para esta última tarea, el Ejército norteamericano probó el martes en Tooele la fórmula "más fácil y menos cara", según un portavoz. Dos segmentos de un Pershing 2, repletos de varias toneladas de su carburante sólido, fueron depositados en dos fosas de 12 metros de profundidad. La explosión se produjo por medio de una carga plástica.

El Ejército ha señalado que con este sistema podría destruir hasta 15 Pershing 2 y misiles de crucero por día. Antes habría que resolver el problema que este método supondría: 15.000 toneladas de partículas más o menos tóxicas diseminadas en la atmósfera.