Un mal menor

El anuncio radiado de la destitución de un jefe de Estado por su segundo no es en sí mismo un acontecimiento que pueda alegrar a los demócratas. No obstante, en el contexto sumamente especial de Túnez está claro que lo que acaba de pasar es un mal menor.Mientras que el prestigio de Burguiba era todavía grande en una parte de las capas populares, sobre todo en provincias, todos los que contaban en el seno de la clase dirigente tunecina veían con consternación cómo se prolongaba un fin de reinado que llevaba ineluctablemente a una revolución integrista o a una dictadura militar. La oposición mod...

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El anuncio radiado de la destitución de un jefe de Estado por su segundo no es en sí mismo un acontecimiento que pueda alegrar a los demócratas. No obstante, en el contexto sumamente especial de Túnez está claro que lo que acaba de pasar es un mal menor.Mientras que el prestigio de Burguiba era todavía grande en una parte de las capas populares, sobre todo en provincias, todos los que contaban en el seno de la clase dirigente tunecina veían con consternación cómo se prolongaba un fin de reinado que llevaba ineluctablemente a una revolución integrista o a una dictadura militar. La oposición moderada se preguntaba si con el ejercicio de su función critica no se corria el peligro de incitar a los militares a aprovecharse de la debilidad del régimen para salir de los cuarteles.

La organización, hace un año, de elecciones dignas de una república bananera, el desmantelamiento de los sindicatos, el baile de ministros al compás del humor presidencial, no hacían más que suscitar comentarios decepcionantes.

Aunque el nuevo jefe de Estado lleve galones de general, el Ejército no está en el poder. Den Ah ha cruzado el Rubicón después de haber consultado no solamente al Estado Mayor sino también al Gobierno y a la comisión ejecutiva del Partido Socialista Desturiano. Su reputación de moderado en la lucha contra el integrismo también es un tanto para Ben Ali.

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, 9 de noviembre

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