Tribuna:LA 'PERESTROIKA'/ 3

La democracia

Desde el primer momento, Gorbachov ha destacado la importancia de la democracia como factor decisivo en el proceso revolucionario iniciado: "La aceleración del desarrollo económico-social de la sociedad es inconcebible e imposible sin el continuo avance de la democracia socialista, de todos sus aspectos y manifestaciones" (informe al 27º Congreso del PCUS).En el informe al pleno del comité central el pasado mes de junio dice: "Necesitamos la democracia como el aire". Podríamos multiplicar las citas de este tipo.

A su vez, el desarrollo de la democracia exige la publicidad, la informació...

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Desde el primer momento, Gorbachov ha destacado la importancia de la democracia como factor decisivo en el proceso revolucionario iniciado: "La aceleración del desarrollo económico-social de la sociedad es inconcebible e imposible sin el continuo avance de la democracia socialista, de todos sus aspectos y manifestaciones" (informe al 27º Congreso del PCUS).En el informe al pleno del comité central el pasado mes de junio dice: "Necesitamos la democracia como el aire". Podríamos multiplicar las citas de este tipo.

A su vez, el desarrollo de la democracia exige la publicidad, la información y transparencia (la glasnost de que tanto se habla) y la crítica. Ningún organismo, ningún dirigente del partido está exento de la crítica pública, han repetido innumerables veces dirigentes del PCUS en el congreso y fuera de él.

Libertades políticas

Es decir, la democracia, la información, la crítica son un factor básico de la perestroika. Sin él, la transformación revolucionaria que se proponen hacer en la Unión Soviética es inconcebible e imposible.

Pero es en este aspecto del desarrollo de la democracia donde la duda, o el sarcasmo, o la negación absoluta de que sea posible en una sociedad como la soviética son mayores entre los comentaristas de la perestroika.

Es preciso reconocer que la experiencia de 70 años en ese terreno es tan desalentadora que sobran razones para la desconfianza. Sin embargo, Marx, Engels y Lenin han dicho repetidamente que sólo en el socialismo la democracia será completa, sincera, efectiva. Y yo pienso, como he dicho antes, que a través de la perestroika se está construyendo en la URSS el socialismo de Marx, Engels y Lenin, y creo, en consecuencia, que su democracia será más completa, sincera y efectiva que la de cualquier país capitalista.

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Los clásicos del marxismo dejan muy claro el valor de la democracia, y de las libertades políticas en sí mismas, sin adjetivos, como una conquista del hombre. Destacan que la lucha por la democracia es una constante de la lucha obrera por el derrocamiento del capitalismo y el fin de la explotación. La democracia fue conquistada por la burguesía en su lucha contra el feudalismo, pero empezó utilizándola exclusivamente en su beneficio.

La lucha de los trabajadores impuso la universalización y el desarrollo de la democracia y las libertades, y esto determinó que la burguesía se volviera contra ellas: en mucha! ocasiones, para aplastarlas, como sucedió con el fascismo; siempre, en todas las partes, tratando de falsearlas, limitarlas, vaciarlas de contenido, de utilizarlas como una forma de su dominación.

Durante los últimos decenios, en los países capitalistas desarrollados, a través de una lucha política constante, los trabajadores, las fuerzas de la cultura, las mujeres, los jóvenes y en general los sectores sociales marginados han logrado ampliar las libertades políticas en todos los terrenos, acabar con muchos mitos y tabúes reaccionarios impuestos durante siglos, y que las fuerzas dominantes presentaban como valores espirituales eternos, inamovibles, cuando, sólo eran expresión de su cultura, es decir, de sus intereses de clase dominante y explotadora.

Simultáneamente, la clase obrera ha conseguido reivindicaciones económicas y laborales importantes, y medidas transformadoras de la economía, en la dirección del socialismo (por ejemplo, las nacionalizaciones y conquistas obreras del primer año de Gobierno socialista-comunista en Francia), que constituían una amenaza para la continuidad del mismo capitalismo.

Ante esa avalancha democratizadora, reivindicativa y transformadora de la sociedad, el capitalismo ha dado otra prueba de su gran capacidad de adaptación y de asimilación de todo aquello que no afecte a su supervivencia.

Pero no nos engañemos. El sistema cede cuando no tiene otro remedio, para afianzarse y contraatacar en cuanto pueda y anular las conquistas peligrosas para él: cede para sobrevivir. La revolución conservadora de Reagan, Thatcher, Nakasone, Chirac, etcétera, lo demuestra. Están tratando de eliminar todas las conquistas transformadoras logradas por los trabajadores y las fuerzas progresistas.

La tendencia generalizada, aun en los países de más larga tradición democrática, es a dar cada día más poder efectivo al Ejecutivo, al Gobierno, y a restar eficacia al Parlamento y a todos los órganos de elección popular. El cuadro se completa con la acción de los poderosos mass media.

Pasos importantes

En los dos últimos años se han dado pasos importantes en el desarrollo de la democracia socialista en la URSS.

Se ha ampliado la democracia en las empresas con la elección por los trabajadores del director de la fábrica y de otros cargos de dirección. Ése es, sin duda, un paso revolucionario de enorme valor si se realiza en serio, sin formalismo.

Se han introducido reformas electorales positivas: presentar más candidatos que los que pueden ser elegidos, etcétera, tanto en los soviets como en las organizaciones del partido.

Se ha establecido por ley que cualquier ciudadano, sea o no miembro del partido, pueda ser elegido o designado para puestos importantes del Estado.

Se han abierto clubes de discusión donde se discute de todo.

En la Prensa, televisión, revistas, cine, etcétera, se habla y escribe, se critica cada día con más amplitud y claridad.

Son, indudablemente, pasos muy importantes, quizá más que lo que son en sí mismos, porque inician un proceso que va tomando amplitud e impulso creciente y se hará irreversible.

Pero creo que hace falta mucho más.

Es claro que una información amplia, veraz, que llegue a todos los ciudadanos, facilita a cada uno de ellos la formación de su opinión. personal sobre la cuestión de que se trate.

Pero ¿cómo se contrastan, cómo se hacen colectivas las opiniones individuales, cómo se propagan y defienden, cómo se contrastan con otras opiniones colectivas sobre la misma cuestión pero distintas? ¿Cómo se defienden públicamente, sobre todo, aquellas opiniones personales, y más aún, colectivas, que sean criticas para una decisión importante del Gobierno o para una orientación general de la máxima dirección del partido?

¿Qué cauces normales y permanentes pueden crearse para que esa gran discusión colectiva, enormemente enriquecedora sin duda para toda la sociedad, incluidos el Gobierno y la dirección del partido, sea posible de forma normal y permanente?

Son cuestiones difíciles, cuya solución exigirá tanteos y tiempo. Lo más probable, por no decir seguro, es que su solución afecte seriamente a la misma concepción del papel del PCUS en la sociedad socialista.

La concepción paternalista de sacrificarse por el pueblo sin contar con él, sin que sea él quien decida, pese a todo el altruismo y amor que la inspire, de hecho desconfía del pueblo, lo considera menor de edad y cree que tiene que dedicir por él lo que le conviene.

Es el pueblo el que debe gobernar, el que debe decidir. Eso es lo esencial en la democracia socialista, lo que le diferencia más de la democracia burguesa. Es también una enseñanza de Lenin.

Problemas complejos

Son, en verdad, problemas complejos, difíciles, imposibles de resolver alegremente de un plumazo. Y más en una superpotencia como lo es la Unión Soviética, con su enorme extensión y variedad y con los numerosos y gravísimos problemas que se crean en la situación que vive el mundo hoy.

Una situación que exige un Gobierno que gobierne, con capacidad de decisión inmediata sobre cuestiones que puedan ser de vida o muerte para todos, literalmente. No tener en cuenta esto significaría vivir fuera de la realidad.

A pesar de las dificultades que existen, la sociedad soviética tiene fuerzas sobradas dentro de sí misma para establecer en breve plazo la democracia más completa que ha existido hasta hoy. Porque la Unión Soviética fue el primer país donde se hizo la revolución que expropió a los expropiadores, la revolución de octubre de 1917, y allí se dan hoy las condiciones objetivas y subjetivas, materiales y espirituales, para ello.

En la Unión Soviética se abre hoy el camino, en este y en otros aspectos de la vida social, que ayudará a los restantes países socialistas a establecer, cada uno de acuerdo con sus características, tradiciones, etcétera, su propia democracia socialista plenamente desarrollada.

Será también una inspiración y una ayuda para todos los hombres y mujeres que luchan en el mundo, en condiciones a veces terribles, por su derecho a vivir por la libertad, la democracia y el socialismo.

Simón Sánchez Montero es miembro del comité ejecutivo del Partido Comunista de España. Esta serie de artículos culmina mañana con la cuarta entrega.

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