Cartas al director

Para los bomberos

Nunca tuve el gusto de conoceros y, sin embargo, ya sé muy bien como erais. Seguramente el pañuelo de muchas lágrimas en infinidad de siniestros; otras veces, la esperanza de los que no podían hacer otra cosa que esperar y, cómo no, en muchas ocasiones, la cabeza de turco de la ineptitud.Hoy os habéis convertido en el dolor de vuestras familias y amigos y en la tristeza y rabia de vuestros compañeros que lo somos de toda España. Me gustaría que alguien me dijera qué edificio de Madrid, por grande y, majestuoso que sea, merece la vida de uno siquiera de vosotros:, pero no es preocupéis, todavía...

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Nunca tuve el gusto de conoceros y, sin embargo, ya sé muy bien como erais. Seguramente el pañuelo de muchas lágrimas en infinidad de siniestros; otras veces, la esperanza de los que no podían hacer otra cosa que esperar y, cómo no, en muchas ocasiones, la cabeza de turco de la ineptitud.Hoy os habéis convertido en el dolor de vuestras familias y amigos y en la tristeza y rabia de vuestros compañeros que lo somos de toda España. Me gustaría que alguien me dijera qué edificio de Madrid, por grande y, majestuoso que sea, merece la vida de uno siquiera de vosotros:, pero no es preocupéis, todavía quedamos muchos compañeros para tomar el testigo de la estupidez humana. Seguro que en estos días se tomarán medidas. A vosotros: Armando, Manuel, Juan José... Donde quiera que os encontréis, gracias por haber sido bomberos, y sabed que vuestros compañeros nunca os olvidaremos y seguiremos intentando que los necios de este país, se den cuenta de que no lo saben todo y que desde el sillón de un despacho no se ve más allá del pomo de la puerta.

¡Lástima que en este país todavía tengan que truncarse vidas humanas para que nos demos cuenta de que puede ocurrir!.- bombero de

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