Fraga y Rajoy discrepan sobre la solución a la crisis política gallega
El ex presidente nacional de Alianza Popular (AP), Manuel Fraga, y el vicepresidente del Ejecutivo gallego, Mariano Rajoy, del mismo partido, han discrepado en declaraciones públicas hechas en los últimos días sobre la mejor solución para la actual crisis política gallega.
Fraga, en unas declaraciones hechas el martes a Radiocadena, insistió en la necesidad de que el Parlamento gallego apruebe el proyecto de ley que facultaría al presidente de la Xunta, Gerardo Fernández Albor, para disolver la Cámara autonómica, y se convoquen a continuación elecciones anticipadas, lo único, para F...
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El ex presidente nacional de Alianza Popular (AP), Manuel Fraga, y el vicepresidente del Ejecutivo gallego, Mariano Rajoy, del mismo partido, han discrepado en declaraciones públicas hechas en los últimos días sobre la mejor solución para la actual crisis política gallega.
Fraga, en unas declaraciones hechas el martes a Radiocadena, insistió en la necesidad de que el Parlamento gallego apruebe el proyecto de ley que facultaría al presidente de la Xunta, Gerardo Fernández Albor, para disolver la Cámara autonómica, y se convoquen a continuación elecciones anticipadas, lo único, para Fraga, "que puede clarificar las cosas".
Mientras, y en el mismo día, Mariano Rajoy manifestaba la firme decisión del Ejecutivo gallego de seguir gobernando, aunque sea en minoría, al igual que el PSOE en otras comunidades autónomas". Rajoy, convencido de salir adelante por esta línea, ha propuesto a Coalición Galega (CG) un pacto para seguir gobernando, pero con la inclusión de algunos miembros de aquel partido en la Xunta.
Las posibilidades de que el Parlamento apruebe el proyecto de ley que facultaría a Fernández Albor para disolverlo parecen remotas, dado que el grupo parlamentario que lo respalda se encuentra en estos momentos en minoría.
En medios políticos gallegos se da por seguro que en unos comicios autonómicos con Fraga como candidato aliancista a la presidencia de la Xunta, el mapa político actual, que registra 10 partidos parlamentarios, se vería enormemente reducido.