'Quiero ser la chica de Ollie'

Oliver North, una mezcla de picaro y Rambo, después de cuatro días de testimonio público ante el comité conjunto de las dos Cámaras legislativas, se ha convertido, desde su eficaz púlpito para la apología de la guerra sucia en Nicaragua, en un héroe nacional, en el nuevo ídolo que necesitaba la derecha en el final de la era de Reagan. Responde a los vítores de sus partidarios desde un balcón del Senado y algunos comienzan a compararle con el general Douglas McArthur, cesado por el presidente Harry Truman por insubordinación al poder político.A los nortemericanos les gustan las peleas desiguale...

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Oliver North, una mezcla de picaro y Rambo, después de cuatro días de testimonio público ante el comité conjunto de las dos Cámaras legislativas, se ha convertido, desde su eficaz púlpito para la apología de la guerra sucia en Nicaragua, en un héroe nacional, en el nuevo ídolo que necesitaba la derecha en el final de la era de Reagan. Responde a los vítores de sus partidarios desde un balcón del Senado y algunos comienzan a compararle con el general Douglas McArthur, cesado por el presidente Harry Truman por insubordinación al poder político.A los nortemericanos les gustan las peleas desiguales entre David y Goliat, y han tomado partido a favor de la confesada síctima propiciatoria en este drama televisado. Han hecho de este carismático oficial de 43 años una especie de Tom Sawyer, el John Wayne de Las arenas de Iwo Jima o el Clint Eastwood en El bueno, el feo y el malo. En una sola jornada, 58.000 llamadas telefónicas a un diario pidieron que el presidente le conceda una medalla, frente a 2.900 que le acusaron de mentir para proteger al presidente.

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Hay quien quiere presentar a North para la presidencia y quien pide que sea convertido en un general de cuatro estrellas. "Si hubiera justicia, Ollie, te habrían hecho secretario de Estado", afirmó el ex consejero de Seguridad Nacional Robert McFarlane.

Los productores cinematográficos de Hollywood y las grandes editoriales de Nueva York le ofrecen contratos millonarios para que salte a la pantalla o cuente su historia en un libro.

Ya se pronostica que acabará dando conferencias por las universidades y empresas del país a 15.000 dólares (cerca de dos millones de pesetas) la intervención. Conjuntos musicales cantan sus aventuras con canciones con títulos como Quiero ser la chica de Offle.

"Ha impresionado a todo el mundo", admiten sus interrogadores. Ni el mejor abogado del país en lo que se refiere a interrogatorios de testigos, el neoyorquino Arthur Liman, ha conseguido, con su capacidad dialéctica y su verbo cáustico, desarmar la coraza de North, mezcla de inocencia, patriotismo visceral y víctima acosada y soldado fiel traicionado por sus superiores.

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