Cartas al director

El conflicto médico

Señor Cebrián: resulta obvio, de sus editoriales y del resto de la información de EL PAÍS sobre el tema, que usted y su periódico no están de acuerdo con los médicos en la huelga que han planteado. Es una postura respetable; pero ¿por qué no informan con objetividad? ¿por qué recurren a medias verdades y, sobre todo, a tópicos? ¿por qué no ha analizado, ni usted ni su periódico, la posición real de los médicos para rebatirla honestamente? No ha sido posible leer en su diario una información objetiva acerca de los puntos de vista de los galenos o brujos y no hemos tenido la oportunidad d...

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Señor Cebrián: resulta obvio, de sus editoriales y del resto de la información de EL PAÍS sobre el tema, que usted y su periódico no están de acuerdo con los médicos en la huelga que han planteado. Es una postura respetable; pero ¿por qué no informan con objetividad? ¿por qué recurren a medias verdades y, sobre todo, a tópicos? ¿por qué no ha analizado, ni usted ni su periódico, la posición real de los médicos para rebatirla honestamente? No ha sido posible leer en su diario una información objetiva acerca de los puntos de vista de los galenos o brujos y no hemos tenido la oportunidad de conocer unos argumentos contrarios razonablemente coherentes.Usted, que muy probablemente a tenor de su actitud use los servicios de la medicina privada, podrá muy bien ser defensor de la pública; yo sólo le puedo conocer a través de lo que escribe, pero no creo andar errado si afirmo que hay bastantes médicos -desde luego no todos- en huelga con una actitud hacia la medicina pública, compromiso

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personal incluido, tanto o más positiva que la suya. No voy a hacer un resumen de los argumentos de los médicos; sobradamente los conoce. Respecto a los que leemos su periódico es responsabilidad suya la calidad de la información.

Tampoco me voy a referir a sus verdades a medias ni a sus tópicos. Usted mismo puede deshacerlos si quiere. Tan sólo llamo la atención, desde una posición personal situada en el espectro de la izquierda, que si la mayoría de los médicos son de derechas no es un problema de sospechas el que exista politización de la protesta: es una simple cuestión de lógica. Y demasiado nos duele a algunos el que la incapacidad de muchos, entre los que me cuento, no haya hecho posible diferenciar los argumentos reales de su connotación política. De este conflicto vamos a sacar más conclusiones positivas que el cuestionar el poder de los médicos: quizás sirva para restringir, acotar o prohibir el derecho a la huelga de determinados grupos sociales (no sólo de los médicos). Bienvenido sea ya que, de no convertirles en esclavos asalariados, algún otro cauce justo de resolución de conflictos deberá arbitrarse en el que no se lesionen intereses de terceros. Además habremos aumentado nuestra capacidad de leer lo que se dice en los periódicos. Señor Cebrián, demasiados médicos, respetando nuestro origen en los brujos, deseamos ser sólo aplicadores de una ciencia transferida de nuestros maestros; pero además de nuestro deseo es preciso que la tribu deje de ser tribu. A usted, perdone, se le han visto algunas plumas, si mitos, tópicos y ocultismo- (disfrazado de media verdad) pueden ser considerados características no constitutivas de las sociedades no tribales.- Médico adjunto, cardiólogo.

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