Tribuna:

El déficit de EE UU frena el crecimiento mundial

El miedo a un recrudecimiento de la tasa de inflación en los principales países industrializados, el convencimiento de que la presión a la baja en el tipo de cambio del dólar se mantendrá durante los próximos meses y que las políticas monetarias de los siete países más ricos tendrán que dejar de ser acomodaticias para tratar de frenar, la previsible recesión que puede tener lugar en 1988 son los principales problemas a los que se enfrenta la economía mundial, según Joachim Hausser, miembro del consejo de dirección del Hipobank alemán, en su intervención en la vigésima jornada de banca inte...

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El miedo a un recrudecimiento de la tasa de inflación en los principales países industrializados, el convencimiento de que la presión a la baja en el tipo de cambio del dólar se mantendrá durante los próximos meses y que las políticas monetarias de los siete países más ricos tendrán que dejar de ser acomodaticias para tratar de frenar, la previsible recesión que puede tener lugar en 1988 son los principales problemas a los que se enfrenta la economía mundial, según Joachim Hausser, miembro del consejo de dirección del Hipobank alemán, en su intervención en la vigésima jornada de banca internacional, realizada por Banesto.

Las expectativas para el crecimiento mundial en los próximos años parecen ennegrecerse como consecuencia de que Estados Unidos sigue manteniendo un elevado déficit fiscal y fuertes desequilibrios en sus relaciones comerciales con el resto de las naciones.

Las tensiones que existen en los mercados internacionales de cambio, sobre todo respecto a la futura evolución del dólar, se seguirán manteniendo en los próximos meses a pesar de los acuerdos alcanzados y de las operaciones de intervención masiva que están teniendo lugar por parte de los bancos centrales. Las cumbres de jefes de Estado y de Gobierno de los siete países industrializados han culminado todas ellas con acuerdos para "permitir una baja ordenada del tipo de cambio del dólar" que, a pesar de su profundidad, apenas si ha producido resultados suficientes.

Desde que el dólar estaba a 3,5 marcos hasta finales del pasado año, los bancos centrales intervinieron para que el dólar bajara, utilizando 160.000 millones de dólares. En los cuatro primeros meses de 1987 se han gastado 50.000 millones de dólares adicionales, y el cambio del dólar se sitúa en 1,8 marcos, y no parece que vaya a quedarse ahí.

El éxito de privatizar

Y ello unido a que tanto Japón como la República Federal de Alemania han reducido sus tipos de interés a unos niveles considerados muy bajos, con el consiguiente problema de especulación de sus respectivas monedas y sobre todo con un crecimiento monetario que no hace sino alimentar las tensiones inflacionistas para un futuro más cercano. La previsible finalización de la etapa cle baja de tipos de interés y los problemas añadidos por el mantenimiento de los elevados niveles de déficit fiscal en Estados Unidos no auguran perfile positivos para la recuperación de la economía mundial a pesar estancamiento en los precioss dd las materias primas.Jean Maxime Lévêque, presi dente de Credit Lyonnais y máximo predicador de las bondades de la privatización iniciada por el Gobierno de Francia, declaró e su intervención en las reuniones que en su opinión "era impensable llegar al objetivo de conseguír el mercado único europeo mientras siguiera existiendo un sector público francés como el que había antes de iniciarse el proceso de privatización".

Para Lévêque, que hasta su llegada de los socialistas al poder, en 1981, era presidente del Credit Commercial de France, la privatización constituye un éxito mucho más remarcable por la importancia política e ideológica del proceso que por las

previsibles ganancias que el Estado francés puede obtener.

Según Lévêque, la población francesa, que hasta 1985 era partidaria de la nacionalización de las principales empresas del país se "identifica ahora con las nuevas ideas, con el surgimiento de capitalismo popular", y por las peticiones para adquirir acciones de las sociedades privatizadas desbordan lo ofrecido por el Estado.

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