Cartas al director

"Indeferentes indígenas"

Fluctúo entre el desconsuelo y la terapéutica risa franca al leer el despacho que desde Santa Cruz de la Sierra, y bajo el título Acogida calurosa pese a la indlerencia de los indígenas, ha entregado el enviado especial Julián Martínez (EL PAIS, 25 de mayo de 1987). En efecto, allí se nos habla una vez más de los "introvertidos e indiferentes indígenas", un estereotipo reduccionista de antigúedad secular y que en todo caso poco más de 150 años de supuesta vida independiente en nuestras repúblicas andinas no han contribuido sino a acentuar. Poco importa que el campesinado boliviano sea e...

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Fluctúo entre el desconsuelo y la terapéutica risa franca al leer el despacho que desde Santa Cruz de la Sierra, y bajo el título Acogida calurosa pese a la indlerencia de los indígenas, ha entregado el enviado especial Julián Martínez (EL PAIS, 25 de mayo de 1987). En efecto, allí se nos habla una vez más de los "introvertidos e indiferentes indígenas", un estereotipo reduccionista de antigúedad secular y que en todo caso poco más de 150 años de supuesta vida independiente en nuestras repúblicas andinas no han contribuido sino a acentuar. Poco importa que el campesinado boliviano sea el más y mejor organizado del subcontinente suramericano. Muy poco avanzaremos en el tan mentado camino de la integración si las gentes pensantes, bienintencionadas y progresistas hacen poco por vencer manidas simplificaciones. Pero lo que ya me parece incomprensible es que dos párrafos más adelante el mismo despacho señale (en mérito a su veracidad informativa) que los propios españoles encargados del protocolo advirtieron a los periodistas bolivianos que "al Rey no se le podía mirar de frente, no se le podía fotografiar a menos de cinco metros". Y entonces, ¿qué se podría esperar de esos indiferentes e introvertidos indígenas? En fin... No lo entiendo, Sancho, pero me parece señal de que no avanzamos.-

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