La OTAN, dividida, demora su respuesta a Moscú

La OTAN, dividida, tardará en contestar a las ofertas de Gorbachov sobre la supresión de los euromisiles y de los cohetes de más corto alcance en Europa. Alemanes occidentales y británicos son los más negativos sobre este último punto. España calificó la oferta soviética de "una de las más importantes de las habidas en la historia". El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, informó el jueves en Bruselas a los aliados de sus tres días de conversaciones en Moscú y esperó que éstos darían pronto una respuesta, aunque no fijó un plazo. El secretario general de la OTAN, lord Carrington...

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La OTAN, dividida, tardará en contestar a las ofertas de Gorbachov sobre la supresión de los euromisiles y de los cohetes de más corto alcance en Europa. Alemanes occidentales y británicos son los más negativos sobre este último punto. España calificó la oferta soviética de "una de las más importantes de las habidas en la historia". El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, informó el jueves en Bruselas a los aliados de sus tres días de conversaciones en Moscú y esperó que éstos darían pronto una respuesta, aunque no fijó un plazo. El secretario general de la OTAN, lord Carrington, reflejó una opinión generalizada en la reunión atlántica al estimar que se habían "reforzado las perspectivas de llegar a un acuerdo" sobre los euromisiles.

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Shultz se reunió a primera hora del jueves con los representantes -entre ellos 10 ministros de Asuntos Exteriores- de los países miembros de la Alianza Atlántica, para someter a su consideración los resultados de su reciente visita a Moscú. Antes de esta reunión, funcionarios norteamericanos habían avisado que Shultz no haría ninguna recomendación a los aliados sobre la propuesta soviética de suprimir todos los misiles de más corto alcance. "Los aliados tienen que decidir", dijeron.El ministro de Asuntos Exteriores de la República Federal de Alemania, Hans Dietrich Genscher, señaló en conferencia de prensa que había que sopesar la oferta de suprimir los cohetes de más corto alcance (de 500 a 1.000 kilómetros) en razón de su enorme impacto sobre la seguridad en Europa central.

Genscher señaló que grupos de trabajo de la OTAN tendrían que estudiar la propuesta en profundidad y en todas sus implicaciones antes de que la Alianza pudiera dar una respuesta oficial. Genscher, que tres meses atrás afirmaba que había que "coger la palabra a Gorbachov", añadió que la RFA aún defiende la opción cero para los euromisiles, pero que "no se ha elevado ninguna voz en la OTAN" para decir que Europa puede quedarse "sin armas nucleares de corto alcance".

En Bonn, Volker Ruehe, asesor en materia de control de armamentos del canciller Helmut Kohl, afirmó que la supresión de los misiles de más corto alcance "no respondía a los intereses de seguridad de la RFA".

El titular del Foreign Office, sir Geoffrey Howe, se mostró muy prudente en Bruselas sobre la eventualidad propuesta por Gorbachov de eliminar los euromisiles y los otros cohetes de Europa. "Los hechos de la vida -la geografía y las ventajas soviéticas en fuerzas convencionalés y químicas- hacen indispensable la disuasión nuclear y la respuesta flexible para el futuro previsible", dijo Howe.

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El jefe de la diplomacia española, Francisco Fernández Ordóñez, enjuició las actuales propuestas de desarme nuclear cómo "unas de las más importantes de las habidas en la historia". "España es un país no nuclear", añadió, "pero asume la doctrina aliada en materia de defensa". Fernández Ordóñez defendió la opción cero para los euromisiles "a su máximo nivel, es decir, eliminando también las 100 cabezas nucleares que podrían reservarse EE UU y la URSS".

"Solución solidaria"

Con respecto a los cohetes de más corto alcance, precisó: "Tenemos que estudiar si la necesaria capacidad de disuasión se mantiene aun prescindiendo de esos misiles. Si es así, apoyaremos el acuerdo. Ahora hay que estudiar si la eliminación de ese arsenal no crea un a modo de agujero negro en la defensa occidental, lo cual sería indeseado". El ministro español habló de que en la OTAN, ante las ofertas soviéticas, "el nivel de preocupación es distinto" según los países, por lo que hay que buscar "una solución solidaria".

Para compensar la superioridad soviética, según la OTAN, en el campo de los misiles de más corto alcance, EE UU y la OTAN se habían reservado el derecho a igualar los niveles soviéticos en este terreno. La oferta soviética de eliminar estos cohetes en un año como parte de un acuerdo sobre los euromisiles ha despertado una honda preocupación en la Alianza Atlántica sobre el futuro de la doctrina de la respuesta flexible, que necesita todo de tipo de armas para variar la respuesta según el nivel de la eventual agresión.

Shultz dijo que los resultados de su visita a Moscú han sido objeto de una "buena y universal acogida" por parte de los aliados. Pero el ministro canadiense de Asuntos Exteriores, Joe Clark, afirmó: "Hay evidentes diferencias entre los aliados. No sólo entre Estados Unidos y Europa, sino también entre Europa y Europa".

En Tokio, el asesor de Ronald Reagan en materia de desarme, Edward Rowny, señaló que es posible una cumbre el próximo otoño para firmar un acuerdo sobre la reducción de misiles de alcance intermedio o euromisiles.

La propuesta soviética sobre misiles de corto alcance era esperada en la OTAN, pues Víctor Karpov, ex responsable soviético en las negociaciones de Ginebra, había aventurado informalmente tal posibilidad en el transcurso de las conversaciones y, apenas hace un mes, en Canadá, había vuelto a incidir en ella.

En contraste con el optimismo norteamericano, el portavoz soviético, Guenadi Guerasimov, expresó el jueves malestar por la falta de una decisión concreta sobre un acuerdo de misiles de alcance medio durante la visita de Shultz a Moscú, informa Pilar Bonet desde la capital soviética. Guerasimov dijo que comprende que Shultz quisiera consultar con los aliados y con el presidente Reagan, pero expresó dudas sobre la (disposición y el margen de maniobra de los dirigentes estadounidenses para aceptar las propuestas soviéticas, pese a que éstas salían al paso de las objeciones occidentales.

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