El cohete que despertó al pueblo
ENVIADO ESPECIAL, A las 6.30 de la madrugada de ayer un cohete despertó a Mondragón anunciando la llegada al centro del pueblo del féretro con los restos mortales de Txomin. Alrededor de 400 personas, que habían esperado toda la noche, prorrumpieron en aplausos y gritos, "viva Txomin", "viva ETA Militar". Dos hileras de ikurriñas escoltaron al féretro, cubierto asimismo con la bandera bicrucífera.
A hombros de ocho miembros de la Mesa nacional de Herri Batasuna se forma una comitiva y estallan más vivas y cantos en euskera. Una pancarta gigantesca, portada por madres de presos o ...
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ENVIADO ESPECIAL, A las 6.30 de la madrugada de ayer un cohete despertó a Mondragón anunciando la llegada al centro del pueblo del féretro con los restos mortales de Txomin. Alrededor de 400 personas, que habían esperado toda la noche, prorrumpieron en aplausos y gritos, "viva Txomin", "viva ETA Militar". Dos hileras de ikurriñas escoltaron al féretro, cubierto asimismo con la bandera bicrucífera.
A hombros de ocho miembros de la Mesa nacional de Herri Batasuna se forma una comitiva y estallan más vivas y cantos en euskera. Una pancarta gigantesca, portada por madres de presos o refugiados vascos, preside el desfile con el lema, "bienvenido Txomin. KAS".
Ya son las siete de la mañana y se camina hacia el caserío de la familia Iturbe, donde nació hace 43 años el dirigente de ETA. Su madre, su esposa y sus tres hijos quieren vivir a su lado, solos, un cuarto de hora.
Otra vez Txomin a hombros de los dirigentes de HB; un coche con megafonía lanza al aire la marcha fúnebre de Pablo Sorozabal; ya es día; se camina hacia el ayuntamiento; desde los balcones, más poblados de gente y de ikurriñas, se grita "viva Txomin"; también se perciben algunos lloros. Una mujer desde su balcón echa una rosa y se santigua.
A las ocho de la mañana, una muchedumbre ya, llega al ayuntamiento, en la plaza del pueblo, frente a la iglesia. En la fachada aparece un dibujo gigantesco del rostro de Txomin bajo la ikurriña a media asta. En el salón de plenos del ayuntamiento se instala la capilla ardiente y empieza el desfile de millares de personas que hicieron cola durante todo el día para echar una mirada de paso ante el cadáver antes del funeral.
Los tres hijos y la mujer de Txomin Iturbe sentados en un banco lateral se restregan los ojos, como lo hicieron a última hora del día durante el funeral en la iglesia, mientras entonan los cantos religiosos en euskera como el resto de la asistencia que abarrotó el templo.