Socialistas y conservadores logran en Francia un consenso sobre la defensa nuclear

El Partido Socialista Francés y la mayoría conservadora en el Gobierno votarán conjuntamente, según todas las previsiones, los presupuestos de defensa, después del acuerdo entre el presidente, François Mitterrand, y el primer ministro, Jacques Chirac, sobre los planes de construcción y renovación del arsenal nuclear francés. La cohabitación entre un presidente socialista y un Gobierno conservador producirá previsiblemente, a pesar de las últimas reticencias socialistas, un amplio consenso en torno a las grandes líneas de la defensa nuclear francesa.

El Gobierno de Chirac decidió cambiar...

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El Partido Socialista Francés y la mayoría conservadora en el Gobierno votarán conjuntamente, según todas las previsiones, los presupuestos de defensa, después del acuerdo entre el presidente, François Mitterrand, y el primer ministro, Jacques Chirac, sobre los planes de construcción y renovación del arsenal nuclear francés. La cohabitación entre un presidente socialista y un Gobierno conservador producirá previsiblemente, a pesar de las últimas reticencias socialistas, un amplio consenso en torno a las grandes líneas de la defensa nuclear francesa.

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El Gobierno de Chirac decidió cambiar las grandes líneas de la programación militar diseñada por los socialistas, pero la firmeza de Mitterrand, que ha conseguido imponer sus puntos de vista al Gabinete, obligará a los socialistas a apoyar el consenso de las alturas con sus votos en el Parlamento.Ciertamente, la palabra clave de la vida política francesa sigue siendo cohabitación. Pero donde más se tensa esa cohabitación es en las cuestiones de defensa y de asuntos exteriores, considerados comúnmente como dominios reservados del presidente de la República.

Éste es el caso de las recientes divergencias sobre la posición a adoptar en el conflicto diplomático entre el Reino Unido y Siria y sobre las características de la defensa nuclear francesa. Mitterrand, sin embargo, no ha limitado su actividad de los últimos días a sus dominios reservados. En virtud de los poderes de árbitro y garante del funcionamiento de las instituciones que le confiere la constitución, el presidente se permite apuntar, casi siempre con exquisitas pero contundentes alusiones, críticas a la gestión del Gobierno conservador.

Cada una de las estas alusiones cuenta, además, con un valor doble. Son una crítica, pero a la vez un recuerdo de que el presidente no sirve para inaugurar crisantemos, según frase popularizada por el general Charles De Gaulle, pero acuñada en la III República. En un discurso pronunciado esta semana , se permitió repasar la gestión del Gobierno, en breves y directas menciones. Frente a las reservas de Chirac al poder regional, Mitterrand señaló que "la descentralización es el crisol en el que se opera la alquimia del desarrollo del país y donde se dibuja el rostro de la Francia del siglo XXI". Ante los recortes presupuestarios en la investigación científica, Mitterrand subrayó que "un país que convierte la investigación en una prioridad está seguro de preparar los decenios futuros".

Para la reforma hospitalaria, centrada en la privatización de la asistencia pública, tuvo palabras especialmente contundentes, que parecen haber molestado a la ministra de la Sanidad y de la Familia, Michéle Barzach, presente cuando fue pronunciado el discurso en el Salón Euromedicina: "Debemos garantizar a cada uno, rico o pobre, el derecho de acceso a la mejor medicina. Nuestro sistema de protección social y nuestra organización hospitalaria lo han permitido hasta ahora. Sepamos preservarlo".

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Iniciativa presidencial

El presidente ha advertido, como resumen, sobre la necesidad de la actuación del Estado. Ante la tendencia privatizadora y neoliberal del Gobierno, comentó: "El poder público debe estar ahí, modesto, atento, sin buscar la sustitución de la iniciativa privada, acompañando todos los esfuerzos, que no llegarían a término sin él".Estas últimas intervenciones de Mitterrand permiten pensar en una recuperación de la iniciativa por parte del presidente, después de la actividad frenética desarrollada por Chirac en los dos últimos meses para restar protagonismo al jefe del Estado. Chirac adquirió, incluso, una imagen presidencial en sus intervenciones televisivas durante los días negros de las bombas que estallaron en París el pasado septiembre.

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