La BBC cumple 50 años, en medio de una fuerte polémica sobre su objetividad

Hoy hace 50 años que la British Broadcasting Corporation (BBC) inició, desde unos pequeños estudios situados en el centro de Londres, el primer servicio de televisión del mundo. Medio siglo después, la BBC se ha convertido, una vez más, en protagonista de una controversia, esta vez con el partido del Gobierno, cuyo presidente, Norman Tebbit, acusa a la corporación estatal de falta de objetividad.

Contrariamente a lo que ocurre generalmente en los países latinos -y España constituye un claro ejemplo-, las mayores críticas contra los servicios de la televisión de la BBC suelen proceder en...

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Hoy hace 50 años que la British Broadcasting Corporation (BBC) inició, desde unos pequeños estudios situados en el centro de Londres, el primer servicio de televisión del mundo. Medio siglo después, la BBC se ha convertido, una vez más, en protagonista de una controversia, esta vez con el partido del Gobierno, cuyo presidente, Norman Tebbit, acusa a la corporación estatal de falta de objetividad.

Contrariamente a lo que ocurre generalmente en los países latinos -y España constituye un claro ejemplo-, las mayores críticas contra los servicios de la televisión de la BBC suelen proceder en el Reino Unido no de la oposición, sino del Gobierno del día, quizá por la larga tradición de servicio público y no gubemamental que tiene la televisión estatal británica.La crisis entre el Gobierno conservador de Margaret Thatcher y la corporación no es nueva. En congreso anual tras congreso anual de los tories nunca faltaba el ataque de este o aquel delegadoa la BBC (en el último, celebrado el pasado mes en Bournemouth, un delegado se refirió a la BBC como la "Bolshevik Broadcasting Corporation"). Y todavía se recuerdan las acusaciones de falta de patriotismo durante la guerra de las Malvinas.

Sin embargo, este otoño se vio claramente que Margaret Thatcher estaba dispuesta a pasar de las quejas a la acción. En primer lugar y aprovechando el fallecimiento del presidente de la BBC, Stuart Young, el Gobierno propuso a la junta de gobernadores, y ésta aceptó, el nombramiento del ex consejero-delegado del Times Mamaduke el Duque Hussey, amigo personal de la primera ministra, como nuevo chairman (presidente) de la corporación.

Hussey se incorporará a su nuevo puesto (cuatro días de trabajo a la semana, coche y 33.000 libras -unos 6.500.000 pesetas- anuales de sueldo) a mediados de este mes, y aunque su cargo, de acuerdo con la estructura de la BBC, no es ejecutivo, todo el mundo espera que intervenga de una forma más activa que sus antecesores.

Información

En la conferencia conservadora, Tebbit anunció a bombo y platillo que la Central Office, sede del partido tory en Londres, estaba preparando un informe sobre la forma de presentar la información en la BBC, que se haría público en un futuro próximo. La pasada semana se dio a la publicidad. El lema escogido fue la información sobre el bombardeo norteamericano de Libia ofrecido por la BBC.El informe -21 páginas preparadas por un experto en televisión de la agencia de publicidad que lleva las campañas del Gobierno- hace una comparación de la presentación de la información en la BBC y en la compañía privada Independent Television News (ITN), y concluye afirmando que "aunque los errores aislados son comprensibles, la cobertura de la BBC estuvo plagada de insinuaciones, falta de equilibrio e inexactitudes".

La publicación del informe ha desencadenado una tormenta política en el Parlamento, donde el líder de la oposición, Neil Kinnock, ha acusado a Tebbit de histeria y de "llevar a cabo una vendetta personal" contra la BBC. Por su parte, el ministro del Interior en el gabinete en la sombra laborista, Gerald Kaufman, perro parlamentario más veterano que su jefe Kinnock, ha ido más lejos y ha acusado a Tebbit de cometer "un acto de agresión contra la libertad de expresión y contra la democracia".

Por su parte, el director general de la BBC, Alasdair Milne, manifestó en que la forma en que se ha presentado (el informe de Tebbit) puede interpretarse como "una forma de intimidación del partido conservador contra la BBC".

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