Un embajador egipcio volverá a instalarse en Tel Aviv

ENVIADO ESPECIALIsrael se apuntó el único resultado concreto de la cumbre entre el presidente Hosni Mubarak y el primer ministro Simón Peres, o al menos el único que hicieron público ambas partes ayer, al término del encuentro de Alejandría. Un embajador egipcio volverá a instalarse en Tel Aviv. Egipto anunció ayer el nombramiento de de Mohamed Bassuni, quien fuera encargado de negocios de la Embajada egipcia en Israel desde 1982. Mubarak y Peres se lamentaron ante la Prensa internacional de que en 24 horas no en obtenerse resultados espectaculares en el proceso de paz en Oriente Próximo.
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ENVIADO ESPECIALIsrael se apuntó el único resultado concreto de la cumbre entre el presidente Hosni Mubarak y el primer ministro Simón Peres, o al menos el único que hicieron público ambas partes ayer, al término del encuentro de Alejandría. Un embajador egipcio volverá a instalarse en Tel Aviv. Egipto anunció ayer el nombramiento de de Mohamed Bassuni, quien fuera encargado de negocios de la Embajada egipcia en Israel desde 1982. Mubarak y Peres se lamentaron ante la Prensa internacional de que en 24 horas no en obtenerse resultados espectaculares en el proceso de paz en Oriente Próximo.

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Ambos dirigentes comparecieron, a las 11.25 de ayer, en la que fue sala del trono del rey Faruk, en el palacio de Ras et Tin. Es una estancia grande y versallesca, con mármoles, espejos, cortinajes rojos, frescos con motivos mitológicos grecorromanos y vidrieras hasta en el techo. El toque mediterráneo lo aporta un círculo de ingcetas en medio.Peres vestía de gris y se mostraba más, relajado y sonriente que su anfitrión, de azul. Unos 300 periodistas les impedían ver a través de las ventajas el paisaje de un puerto militar con abundancia de buques de guerra egipcios. Durante su presentación conjunta ante los informadores los líderes egipcio e israelí cuchichearon un par de veces, y al final se dieron la mano a petición de los fotógrafos.

Las conversaciones de Alejandría habían terminado. Peres tenía el tiempo justo para visitar la sinagoga de Alejandría y tomar el avión que lo devolvería a su país, antes de que comenzara el shabat. La jornada religiosa de los judíos empieza a la caída del sol del viernes, se prolonga durante 24 horas y en su transcurso ni tan siquiera los primeros ministros pueden trabajar o viajar.

Antes de que Mubarak y Peres tomaran la palabra, el ministro de Asuntos Exteriores egipcio, Esmat Abdel Meguid, leyó un comunicado conjunto. El texto sólo contiene una noticia cierta, que Egipto ha propuesto que su embajador en Tel Aviv sea el hasta ahora encargado de negocios, Mohamed Bassiuni, y que Israel ha aceptado ese nombre. Egipto retiró su enibajador de Israel a raíz de la invasión de Líbano, en 1982, y de las matanzas en los campos palestinos de Sabrá y Chatila.

El resto son vaguedades. Se reafirma la voluntad de aplicar el tratado de paz suscrito por ambos países tras los acuerdos

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de Camp David, se subraya que la cuestión central de Oriente Próximo es la resolución del problema palestino, se dice que una vez resuelto el problema de Taba ambos países pueden concentrarse en el proceso de paz en la región, y por último se proclama con solemnidad que el año 1987 será dedicado por Egipto e Israel a promover negociaciones de paz.El raís Mubarak habló luego. Dijo que en el encuentro de Alejandría se han hecho "buenos progresos", y explicó: "En estas 24 horas no hemos; podido encontrar una solución final al problema". Mubarak no se olvidó de citar al rey Hussein de Jordania, al que calificó "de buen amigo", que "debe tener un papel importante en la resolución del problema palestino".

Peres coincidió con el líder egipcio: "El único enemigo común que hemos encontrado en las últimas 24 horas a sido la falta de tiempo". El resto de su corta intervención estuvo dedicado a elogiar a su anfitrión por "sus esfuerzos por traer la paz en el mundo".

En resumidas cuentas, los participantes en la cumbre de Alejandría confirmaron lo que se había anunciado: que el acontecimiento en sí ha sido su propio encuentro, el primero a alto nivel entre Egipto e Israel en los últimos, cinco años. Aba Eban, presidente de la Comisión de Exteriores del Kneset, y el ministro de la Presidencia de Israel, Ezer Weizmann, lo repitieron ayer en los pasillos del palacio Ras et Tin a todo el que quisiera escucharles. Estados Unidos ya tiene lo que quería, el deshielo entre sus dos principales aliados en la región.

Peres termina su mandato como jefe del Gobierno con una imagen de hombre negociador con los árabes y con el triunfo de haber conseguido el regreso de un embajador egipcio. La duda tras esta cumbre es qué ha sacado Egipto. Y la respuesta es que al menos no ha perdido los 2.800 millones de dólares anuales que EE UU le regala. Y el país del Nilo tiene necesidad de ellos.

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