El equipo de gobierno minimiza la colocación de placas para hacer un censo de chabolas

La polémica causada por la colocación de placas sobre las chabolas objeto de un plan de realojo de la población marginada, en las que figura la inscripción "Gerencia población marginada" y un número, fue ayer minimizada desde el Ayuntamiento e incluso el alcalde expresó su satisfacción, porque "lo importante es el fondo de la cuestión, y éste es que estamos terminando con la infravivienda en Madrid", dijo.El hecho de que se coloquen estas placas a las viviendas que se van incluyendo en un censo fue denunciado por Luis María Huete, diputado del Grupo Popular en la Asamblea regional, quien c...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La polémica causada por la colocación de placas sobre las chabolas objeto de un plan de realojo de la población marginada, en las que figura la inscripción "Gerencia población marginada" y un número, fue ayer minimizada desde el Ayuntamiento e incluso el alcalde expresó su satisfacción, porque "lo importante es el fondo de la cuestión, y éste es que estamos terminando con la infravivienda en Madrid", dijo.El hecho de que se coloquen estas placas a las viviendas que se van incluyendo en un censo fue denunciado por Luis María Huete, diputado del Grupo Popular en la Asamblea regional, quien comparó este sistema con los métodos empleados en las reservas indias o en campos de concentración.

José Luis Gómez, gerente del Consorcio para el Realejamiento de la Población Marginada de Madrid, informó que "para poder realizar la confección del censo es imprescindible ordenar de alguna manera las chabolas, motivo por el cual se han colocado las chapas". Según el gerente, al mismo tiempo se abre una ficha de los ocupantes de la vivienda "que en todo momento, aceptan ser censados y aportan los documentos que se les solicita en cuanto a identificación". "Esta ficha coincide con el número de la placa, que se coloca en presencia de los ocupantes en la puerta de la chabola", señaló Gómez.

Posteriormente, el programa prosigue con la mecanización de los datos y la confección de un documento escrito en el que figura la localización de la chabola y los datos de los ocupantes. En este documento se le hace a la familia ocupante de la chabola una serie de recomendaciones sobre la imposibilidad de hacer ampliaciones o vender la vivienda sin el consentimiento de la gerencia del consorcio, mientras se realiza un estudio social para determinar si a la familia se le adjudicará una familia en un bloque de pisos, en una vivienda específica o en campamentos.

"No se trata de expulsar a la población marginada, sino de darles una vivienda y ello exige realizar un censo", dijo Jesús Espelosín, responsable de Urbanismo e Infraestruturas. El programa de realojamiento durará seis años y las primeras viviendas se empezarán a adjudicar en octubre a chabolistas de Vicálvaro.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En