La 'guerra de los campamentos' une a los fedayin

Nadie sabe cuántos fedayines hay en Líbano actualmente. En Beirut se maneja una cifra de entre 2.000 y 4.000. Muchos de ellos son combatientes expulsados por Israel en 1982 que han vuelto en barco o en avión desde Túnez, Yemen del Sur o Irak. Los siíes de Amal, el movimiento encabezado por Nabib Berri, no han podido impedir su retorno. En la operación de regreso los palestinos han sido ayudados por kurdos, drusos, sunníes libaneses, comunistas e incluso por Hezbolah, la organización shií proiraní que, en contra del grupo de Berri, es partidaria de una acción conjunta con los palestinos contra ...

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Nadie sabe cuántos fedayines hay en Líbano actualmente. En Beirut se maneja una cifra de entre 2.000 y 4.000. Muchos de ellos son combatientes expulsados por Israel en 1982 que han vuelto en barco o en avión desde Túnez, Yemen del Sur o Irak. Los siíes de Amal, el movimiento encabezado por Nabib Berri, no han podido impedir su retorno. En la operación de regreso los palestinos han sido ayudados por kurdos, drusos, sunníes libaneses, comunistas e incluso por Hezbolah, la organización shií proiraní que, en contra del grupo de Berri, es partidaria de una acción conjunta con los palestinos contra Israel. El dinero, el puro y simple soborno, tan libanés, ha ayudado asimismo no poco en el regreso de los vencidos hace cuatro años.Otro buen contingente de los actuales fedayin es el formado por chavales que en 1982 eran adolescentes y no fueron considerados combatientes. Esos muchachos palestinos han crecido como lobos acosados en el interior de los campamentos de refugiados, y estos días dan prueba de una extraordinaria capacidad para ahorrar munición y causar bajas al enemigo.

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Desde luego, los fedayin no han conseguido el mismo poder y organización de antes de 1982, pero sí es cierto que la operación Paz en Galilea, como denominaron los israelíes su invasión del Líbano en 1982, no consiguió totalmente su objetivo. Israel perdió cientos de hombres, se desgarró en agrias polémicas internas, sufrió una inflación galopante y no alcanzó su objetivo declarado: que ninguna localidad de Galilea estuviera al alcance de los cohetes palestinos. El pasado marzo unas granadas katiuska cayeron en una escuela de la localidad israelí de Kiriat Shmona.

La guerra de los campamentos, que enfrentó la semana pasada a militantes de Amal y milicianos propalestinos, ha reafirmado la unidad palestina. Contra los shiíes luchan en las barricadas, codo con codo, los hombres de la OLP, y sus enemigos del prosirio Frente de Salvación Nacional Palestino.

Es una cuestión de supervivencia colectiva, y Siria ha fracasado en todos sus intentos de enfrentar a ambos grupos y lograr que el frente pactara con sus también aliados de Amal. La guerra de los campamentos, dicen muchos analistas, debe situarse asimismo como un episodio más del enfrentamiento entre Damasco y Yasir Arafat.

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