CIENCIA

La Unión Soviética inicia la comercialización de una de sus lanzaderas espaciales

El fracaso del último lanzamiento del cohete francés Ariane, junto a la paralización de los vuelos del transbordador norteamericano tras la catástrofe del Challenger y los fallos de cohetes convencionales estadounidenses, ha dejado a los países occidentales sin posibilidad de colocar satélites en órbita. Coincidiendo con esta situación, la Unión Soviética mantiene un altísimo nivel de éxito en sus lanzamientos y sus cosmonautas, se trasladan de una estación espacial a otra. Recientemente, un organismo civil de la Unión Soviética ha sido encargado de comercializar el cohete Proton. En círculos ...

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El fracaso del último lanzamiento del cohete francés Ariane, junto a la paralización de los vuelos del transbordador norteamericano tras la catástrofe del Challenger y los fallos de cohetes convencionales estadounidenses, ha dejado a los países occidentales sin posibilidad de colocar satélites en órbita. Coincidiendo con esta situación, la Unión Soviética mantiene un altísimo nivel de éxito en sus lanzamientos y sus cosmonautas, se trasladan de una estación espacial a otra. Recientemente, un organismo civil de la Unión Soviética ha sido encargado de comercializar el cohete Proton. En círculos occidentales no se descarta que algunas compañías privadas se dirijan a Moscú para poner sus satélites en órbita.

La confianza de las autoridades soviéticas en su programa espacial queda reflejada en la cada vez mayor publicidad que conceden a las hazañas de sus cosmonautas. Prueba de ello es la retransmisión en directo por televisión del paseo espacial de Kizim y Soloviov la semana pasada. Pocos días después, el único lanzador de satélites que le quedaba a Occidente, el Ariane, era hecho estallar por los controladores de vuelo dela base de Kourou, en la Guayana francesa, por haberse salido de su trayectoria.Estos fracasos de la tecnología occidental contrastan con el impecable funcionamiento de los cohetes lanzadores soviéticos. Según las informaciones que se poseen, ninguno de ellos ha fracasado últimamente. Entre el 15 y el 28 de mayo cuatro cohetes Cosmos han lanzado su carga al espacio en vuelos relacionados con el complejo orbital. A estos vuelos hay que añadir un satélite de telecomunicaciones Ecran que fue puesto en órbita geoestacionaria el 24 de mayo, seguido, tres días después, por un satélite meteorológico Meteor 2.

En estos momentos el programa de lanzamiento de satélites europeos y norteamericanos está paralizado y todas las compañiías públicas o privadas que pretendían situar en órbita algún tipo de satélite deberán esperar viendo cómo se aplazan las fechas previstas. Hay pocas esperanzas de que los soviéticos vean llegar a los clientes occidentales a pedirles que les coloquen sus satélites, a pesar de que, políticamente, no lo verían con malos ojos.

Sin embargo, es algo que no hay que descartar en el futuro. Recientemente, un organismo civil de la Unión Soviética ha sido encargado de comercializar el cohete Proton, algo que, de hecho, ya había sido propuesto hace dos años a la organización internacional de comunicaciones marítimas Inmarsat.

Por su parte, la República Popular China ha ofrecido en el mercado su cohete Larga Marcha 3, similar al Ariane francés. Hasta el momento, sólo Suecia les ha confiado el lanzamiento de un satélite científico.

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