La Iglesia ofrece indicios de que desea reforzar el diálogo con el Este

El cardenal francés Paul Poupard, nombrado recientemente presidente del Secretariado para el Diálogo con los No Creyentes, ha dicho en una entrevista concedida a Carlo di Cicco, de la agencia Asca, de Roma, que "los países socialistas forman parte de este mundo ... ; la Iglesia no excluye a nadie del diálogo, y por tanto tampoco a los países socialistas. La Iglesia nunca ha rechazado definitivamente ninguna sociedad humana".Las declaraciones del cardenal Paul Poupard han tenido enseguida un gran eco por dos motivos. Primero, porque el cardenal francés va a ser el alma del convenio que se s...

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El cardenal francés Paul Poupard, nombrado recientemente presidente del Secretariado para el Diálogo con los No Creyentes, ha dicho en una entrevista concedida a Carlo di Cicco, de la agencia Asca, de Roma, que "los países socialistas forman parte de este mundo ... ; la Iglesia no excluye a nadie del diálogo, y por tanto tampoco a los países socialistas. La Iglesia nunca ha rechazado definitivamente ninguna sociedad humana".Las declaraciones del cardenal Paul Poupard han tenido enseguida un gran eco por dos motivos. Primero, porque el cardenal francés va a ser el alma del convenio que se sellará en octubre en Budapest entre cristianos y marxistas, un diálogo prácticamente arrinconado tras el pontificado de Pablo VI, y segundo, porque son una respuesta indirecta y velada al juicio tremendamente negativo que de los regímenes del Este había dado el cardenal Joseph Ratzinger, alemán, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en la primera instrucción sobre la teología de la liberación.

En efecto, el cardenal Ratzinger había llamado a dichos regímenes del socialismo real "la vergüenza de la humanidad". Hoy, el cardenal Poupard, al revés, recoge el concepto de diálogo de Juan XXIII y de Pablo VI, a quienes cita varias veces para decir que "la Iglesia tiene que dialogar con el mundo en el que vive. La Iglesia se hace palabra, coloquio, mensaje".

Poupard ha añadido que "la Iglesia cree en el diálogo porque cree en el hombre, el cual no es una realidad cerrada en sí misma; sino que se realiza en el diálogo y en el encuentro, y esto vale para todos, también para los países socialistas. Para la Iglesia se trata de una elección teológica obligatoria y no de una estrategia, porque la Iglesia no es una potencia que busca su propio interés, sino el bien del hombre".

A quienes les gustaría recordar al cardenal presidente del Secretariado para el Diálogo con los No Creyentes lo mucho que tantos cristianos han tenido que sufrir bajo las persecuciones en los regímenes comunistas, Poupard responde: "La Iglesia hizo su autocrítica durante el concilio sobre todo por lo que se refiere a las causas del ateísmo contemporáneo. No toca a la Iglesia pedir a los otros que hagan también su autocrítica. Ciertamente, hay que reconocer que todas las Iglesias cristianas han sufrido mucho bajo los regímenes marxistas en estos últimos 70 años".

El cardenal francés asegura que la Iglesia no quiere convertir a las víctimas y a las injusticias en un arma contra estos regímenes. "Puedo afirmar que en los países socialistas los sacerdotes que estuvieron en la cárcel no conservan rencor ni el más mínimo sentimiento de venganza hacia los marxistas. La Iglesia pide sólo un espacio de libertad para su misión espiritual, sin ningún privilegio, como afirma siempre Juan Pablo II".

Recordando a Juan XXIII cuando decía que los sistemas una vez estructurados difícilmente cambian, mientras que los movimientos históricos sí pueden cambiar, el cardenal Poupard afirma: "Ahora bien, el marxismo, además de un sistema de pensamiento, es también un gran movimiento, histórico, y en cuanto tal, puede cambiar. Más aún, tiene que cambiar si desea sobrevivir. Pensar, por ejemplo, en el Partido Comunista italiano".

El cardenal Paul Poupard ha recordado también que los mismos países del Este de Europa, como por ejemplo Hungría, empiezan a darse cuenta de que sería ingenuo seguir hoy pensando que la religión acabará desapareciendo como fenómeno social y que, al revés, como ha afirmado el presidente de Hungría, Janos Kadar, "en el cristianismo hay valores que pueden servir al sistema. socialista".

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