El policía nacional asesinado en Vizcaya había regresado a Euskadi a petición propia

Manuel Fuentes Pedreira, de 39 años de edad, conductor de la Policía Nacional asesinado el martes de un tiro en la nunca cuando esperaba su turno para jugar un partido de pelota en un frontón de la periferia de Bilbao, había estado destinado en Vizcaya hace años y, tras su traslado a otros puntos de España, pidió volver al País Vasco, por encontrarse totalmente integrado.

Un clima de emoción impregnó la parroquia del barrio bilbaíno de La Peña -ubicado en el término municipal de Arrigoriaga, en el que está situado el frontón del suceso-, donde se celebraron ayer los funerales en mem...

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Manuel Fuentes Pedreira, de 39 años de edad, conductor de la Policía Nacional asesinado el martes de un tiro en la nunca cuando esperaba su turno para jugar un partido de pelota en un frontón de la periferia de Bilbao, había estado destinado en Vizcaya hace años y, tras su traslado a otros puntos de España, pidió volver al País Vasco, por encontrarse totalmente integrado.

Un clima de emoción impregnó la parroquia del barrio bilbaíno de La Peña -ubicado en el término municipal de Arrigoriaga, en el que está situado el frontón del suceso-, donde se celebraron ayer los funerales en memoria del policía nacional asesinado. Fuentes fue enterrado ayer en La Golea (Pontevedra).

En el funeral no se registraron incidentes. Escasos gritos aislados no fueron respaldados por la mayoría de los asistentes a la ceremonia religiosa.

El cura párroco se dirigió a los compañeros del policía nacional muerto para decirles: "La reacción instintiva más inmediata es la de la revancha, pero esta agresividad nos conduciría al mismo envilecimiento que el de los asesinos".

A la ceremonia religiosa asistieron numerosas autoridades civiles y militares, entre las que se encontraban Julián Sancristóbal, director de la Seguridad del Estado; Rafael del Río (director general de la Policía); Félix Alcalá Galiano (general inspector de la Policía Nacional) y también el general Vallejo, jefe de la Quinta Zona de la Guardia Civil. Entre los bancos de la iglesia se podía observar también algunos uniformes de la Ertzantza.

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