La dimisión del vicepresidente Preston Martin cierra la crisis de la Reserva Federal

El golpe de Estado incruento en el seno de la Reserva Federal norteamericana, el Banco Central, se ha cerrado, de momento, con la victoria de su presidente, Paul Volcker, y la dimisión del vicepresidente, Preston Martin. Pero Volcker, de 58 años y casi dos metros de altura, el zar que determina con sus decisiones el rumbo de la mayor economía del mundo, no sale intacto de esta batalla.

Por primera vez desde que asumió el cargo, el presidente de la Reserva Federal ha sido puesto en minoría en una votación clave por los hombres de Reagan en el Banco Central, la llamada banda de los...

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El golpe de Estado incruento en el seno de la Reserva Federal norteamericana, el Banco Central, se ha cerrado, de momento, con la victoria de su presidente, Paul Volcker, y la dimisión del vicepresidente, Preston Martin. Pero Volcker, de 58 años y casi dos metros de altura, el zar que determina con sus decisiones el rumbo de la mayor economía del mundo, no sale intacto de esta batalla.

Por primera vez desde que asumió el cargo, el presidente de la Reserva Federal ha sido puesto en minoría en una votación clave por los hombres de Reagan en el Banco Central, la llamada banda de los cuatro.Lo que está en juego y ha provocado esta sensación de drama en una institución normalmente aburrida, cuya misión es establecer el precio del dinero y regular la oferta monetaria, es una decisión que afecta no sólo a Estados Unidos sino a toda la economía mundial. ¿Hay que abaratar el coste del dinero para estimular a la economía de EE UU, que muestra signos de cansancio en su crecimiento, o, por el contrario, se debe continuar la lucha contra la inflación y no abrir el grifo de una oferta monetaria más generosa? No se trata, ni mucho menos, de una cuestión académica, ni sólo de una decisión económica. De la respuesta depende la suerte del dólar y de la locomotora económica norteamericana, y, en consecuencia, determinará en gran parte el futuro de las economías de Occidente.

Las cautelas de Volcker, que teme una caída excesiva del dólar, pueden ser barridas por los últimos datos económicos. Esta semana se anunció una bajada del 0,4% del índice del coste de la vida en el mes de febrero, debido sobre todo al desplome del precio del petróleo. Este dato de inflación negativa es la caída mayor de los precios al consumidor desde 1947. Inmediatamente ha vuelto a desatarse la especulación de una posible nueva bajada del tipo de interés en las próximas semanas para empujar la economía, sin miedo a que se desencadene la inflación. Uno de los datos claves de la economía de EE UU es que está creciendo sin prácticamente inflación. Los análisis de que la economía está débil y el crecimiento es anémico, que justificaban la necesidad de dinero más barato, fueron contestados el viernes con la publicación de los principales indicadores económicos, que arrojaron una subida del 0,7%. También acaba de anunciarse una reducción en febrero de 4.000 millones de dólares -la primera en muchos meses- del déficit comercial.

El templo del dinero

La influencia de las decisiones de la Reserva Federal (FED) sobre la economía explica que la lucha interna librada en las últimas semanas en la Reserva Federal, una institución independiente del Ejecutivo y del Congreso que normalmente ocupa sólo las columnas financieras de los periódicos, se haya convertido en una intriga que ha compartido las primeras páginas con el conflicto de Nicaragua o el pillaje de los Marcos. "Rebelión en el palacio del dinero", tituló la no sensacionalista revista Newsweek. Las reuniones de la Reserva Federal, celebradas en su sede de tres pisos de mármol blanco en la Constitution Avenue, eran hasta ahora un secreto bien guardado. Pero la tradición se rompió bruscamente cuando alguien filtró a dos famosos columnistas el debate que se produjo tras las paredes de la austera sala de consejos del FED el pasado 24 de febrero.Los siete miembros del consejo de gobernadores de la Reserva Federal, elegidos por el presidente por un período de 14 años, se sentaron a ambos lados de la gran mesa de roble en su sesión tradicional del lunes. Cuatro de los miembros, la banda de los cuatro, tres de ellos recientemente nombrados para sus puestos por Ronald Reagan, sorprendieron a Volcker solicitando una inmediata disminución del tipo de descuento, el interés que cobra el Banco Central por el dinero que proporciona a los bancos comerciales. Normalmente, cuando se trata de variar el tipo de descuento, el tema se discute los lunes y se vota los viernes, para que la noticia llegue cuando los mercados financieros ya están cerrados. Pero el día 24 fue distinto, y los disidentes forzaron un voto tras pedir al presidente del FED que garantizara que los bancos centrales de la RFA y Japón actuarían bajando el tipo de descuento en una fecha fija.

Derrota de Volcker

Volcker no pudo dar esta garantía y fue derrotado por cuatro votos contra tres. El presidente del FED, que se autocalificaba como un "monetarista pragmático", argumentó en contra diciendo que una bajada del interés estimularía la inflación y, sobre todo, si Estados Unidos se adelantaba a otros bancos centrales, el dólar podría desplomarse en los mercados de divisas. Esto dificultaría la captación de inversiones extranjeras por EE UU, absolutamente imprescindibles para financiar los grandes déficit presupuestario y comercial. Pero Preston Martin, Martha Seger -la única mujer en el consejo del FED-, Manuel Johnson y Wayne Angell querían estimular inmediatamente la economía. Era la primera vez desde 1978 que el presidente del Banco Central perdía una votación capital. Pero horas más tarde, cuando comenzaron a correr los rumores en el edificio del banco de que Volcker dimitiría, los rebeldes sugirieron un compromiso: se volvieron a reunir y aplazaron la reducción del tipo de descuento.Finalmente, el 7 de marzo, después de que el Bundesbank y el Banco Central de Tokio redujeran sus tipos de descuento, el consejo de gobernadores del FED, por unanimidad, redujo a su vez su interés del 7,5% al 7%. Pero el pánico había llegado ya a los mercados con la noticia de que Volcker no era ya omnipotente.

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