Terco aliño indumentario

Felipe González y Alfonso Guerra no han cambiado de chaqueta en todo el proceso electoral, según las imágenes que de ellos ha ofrecido TVE. La mayor crítica que habían recibido de sus oponentes era la del cambio de chaqueta en sus posturas atlantistas. El consejo de los asesores socialistas parece que fue contundente a la hora de fijar la imagen que debían transmitir sus dos máximos dirigentes: no volverían a cambiársela.Desde la conferencia de prensa que Felipe González ofreció en el palacio de la Moncloa el lunes día 24 de febrero, el presidente del Gobierno ha lucido en todas sus apa...

Felipe González y Alfonso Guerra no han cambiado de chaqueta en todo el proceso electoral, según las imágenes que de ellos ha ofrecido TVE. La mayor crítica que habían recibido de sus oponentes era la del cambio de chaqueta en sus posturas atlantistas. El consejo de los asesores socialistas parece que fue contundente a la hora de fijar la imagen que debían transmitir sus dos máximos dirigentes: no volverían a cambiársela.Desde la conferencia de prensa que Felipe González ofreció en el palacio de la Moncloa el lunes día 24 de febrero, el presidente del Gobierno ha lucido en todas sus apariciones electorales una moderna americana gris oscura, jaspeada en blanco. Con esa misma chaqueta fue al debate parlamentario sobre el referéndum. La vistió en los principales mítines de la campaña. Se la llevó también a algunas emisoras de radio y se la puso para todas sus comparecencias televisivas, excepto el domingo por la noche, con motivo del inesperado Punto y aparte, en el que lució el traje que utilizó horas antes en Portugal.

Alfonso Guerra hizo gala de la misma coherencia indumentaria. Para diferenciarse del presidente, Guerra ha elegido una chaqueta de lana de cuello redondo y de color verde que le ha acompañado a todos lados.

El verde es, sin lugar a dudas, el color del vicepresidente. En su discurso a la nación del día 27, a las nueve de la noche, verde era la chaqueta, el pantalón, el sillón en el que se encontraba, el sofá situado al fondo del despacho, la lámpara que iluminaba la habitación, el jarrón que ayudaba a cuadrar el plano e incluso el revestimiento de las paredes.