REVUELTA EN EGIPTO

Los casinos de la capital egipcia, reducidos a cenizas

Los casinos de la célebre avenida de las Pirámides de El Cairo, descrita por los integristas islámicos como un Iugar de perdición y depravación", han sido destruidos y quemados, según constataron ayer corresponsales extranjeros. Estos reinos del neón y de la danza del vientre no son ahora más que restos calcinados que seguían humeando ayer.

La avenida está convertida en cenizas y fianqueada por trozos de letreros luminosos y restos de muebles. Los postes de iluminación han sido arrancados de cuajo.Estos casinos sin mesas de juego ni ruletas, cuya actividad, no era más que un lejano recu...

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Los casinos de la célebre avenida de las Pirámides de El Cairo, descrita por los integristas islámicos como un Iugar de perdición y depravación", han sido destruidos y quemados, según constataron ayer corresponsales extranjeros. Estos reinos del neón y de la danza del vientre no son ahora más que restos calcinados que seguían humeando ayer.

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La avenida está convertida en cenizas y fianqueada por trozos de letreros luminosos y restos de muebles. Los postes de iluminación han sido arrancados de cuajo.Estos casinos sin mesas de juego ni ruletas, cuya actividad, no era más que un lejano recuerdo de sus homónimos europeos, eran frecuentados escencialmente por los nuevos ricos egipcios y por los turistas árabes del golfo Pérsico, que encontraban en ellos la manera de escapar del riguroso orden moral establecidos en sus propios países. Los programas, todos casi idénticos, se resumían en un número de danza del vientre mientras se servía una comida bien regada.

Los habitantes de los barrios populares de la región de las pirámides participaron en la destrucción de los establecimientos, que comenzó poco antes de la imposición del toque de queda, a las dos de la tarde, y se prolongó hasta entrada la noche.

En los alrededores, se sucedieron las escenas de pillaje, en un ambiente de histeria colectiva, según testimonios de personas que vieron a los manifestantes llevarse muebles de las casas y c omo algunos buscaban los depósitos de arroz y lentejas, productos que, por sus altos precios, quedan fuera del alcance de la mayoría de la población.

El ejército, que había patrullado el sector desde la mañana del miércoles, continuaba asegurando el orden ayer. Decenas de vehículos blindados, armados con ametralladoras, recorrían ayer los cinco kilómetros de la avenida, tomando posiciones en las principales encrucijadas.

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