Nueve meses después del 23-F

El manifiesto de los cien, suscrito por oficiales y suboficiales del Ejército, fue publicado el 5 de diciembre de 1981, nueve meses después del golpe de Estado del 23-F. En aquel manifiesto se vertieron graves acusaciones a la Prensa y frases de simpatía para los encartados en el proceso judicial sobre el fustrado golpe de Estado de 1981.Pese a que el Gobierno tuvo conocimiento previo de la elaboración del manifiesto, la noticia de su difusión a través de la agencia Europa Press cogió al presidente del Ejecutivo, Leopoldo Calvo Sotelo, cenando en el restaurante Lucio de Madrid. S...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El manifiesto de los cien, suscrito por oficiales y suboficiales del Ejército, fue publicado el 5 de diciembre de 1981, nueve meses después del golpe de Estado del 23-F. En aquel manifiesto se vertieron graves acusaciones a la Prensa y frases de simpatía para los encartados en el proceso judicial sobre el fustrado golpe de Estado de 1981.Pese a que el Gobierno tuvo conocimiento previo de la elaboración del manifiesto, la noticia de su difusión a través de la agencia Europa Press cogió al presidente del Ejecutivo, Leopoldo Calvo Sotelo, cenando en el restaurante Lucio de Madrid. Sin embargo, el Gobierno reaccionó a posteriori con firmeza y su presidente calificó de "inadmisible" en el Congreso el manifiesto. Noventa y un firmantes sufrieron arresto domiciliario y se abrieron expedientes a dos jefes, ocho oficiales y un brigada.

Más información

El actual jefe de la oposición conservadora, Manuel Fraga, calificó al manifiesto de "inadmisible en el fondo, en la forma y en la oportunidad". Determinados dirigentes socialistas, como Guillermo Galeote, señalaron en aquel entonces, cuando se encontraban en la oposición, al Gobierno que "el manifiesto es un dato más en la estrategia de la tensión". Tan sólo Blas Piñar, en aquel momento presidente de Fuerza Nueva, respaldó el manifiesto. El prestigioso diario francés Le Monde llegó a hablar de golpe blando en España bajo interrogantes.

El primer firmante del manifiesto fue el capitán Eugenio Martín Peralta, uno de los oficiales que ayer fueron devueltos a sus antiguos destinos en la Capitanía General de Madrid. Bajo su firma y nombre aparecía su adscripción al arma de artillería y su número de documento nacional de identidad (50.656.699).

En el manifiesto se criticaba a los "artículos, comentarios y reportajes sobre nuestros ejércitos y fuerzas de seguridad que, muchas veces por desconocimiento y otras por indudable mala fe, incurren en errores de bulto, enfloques distorsionados o afirmaciones sin base alguna".

Asimismo se señalaba la existencia de "comentarios y noticias sobre las fuerzas armadas, su manera de actuar y pensar en relación con la situación política actual, seguida de peticiones de profesionalización, democratización o depuración de sus miembros, muestra de una desconfianza absoluta hacia la milicia desde sectores partidistas que buscan por cualquier método deshacer los ejércitos de España para reemplazarlos por otros a su servicio".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

A su vez se quejaban de los "ataques, insultos, injurias y calumnias generalizados contra miembros de las Fuerzas Armadas, todos ellos de historial militar brillante ( ... ), cuyo valor e integridad profesional no pueden ser puestos en duda por simples conjeturas, sobre todo cuando algunos de ellos están pendientes de la sentencia de un consejo de guerra".

Archivado En