Los magistrados italianos ceden a las presiones del presidente Cossiga

Los miembros togados del Consejo Superior de la Magistratura han obedecido a la petición del jefe del Estado, Francesco Cossiga, y han retirado definitivamente las dimisiones que habían presentado en bloque como protesta porque Cossiga, como presidente de dicho Consejo Superior, les había prohibido discutir el comportamiento crítico del primer ministro, Bettino Craxi, frente a la Magistratura.Los magistrados han respondido a Cossiga con una carta calificada de gélida por la Prensa. Le recuerdan al presidente de la República "que ya en otras ocasiones el Consejo Superior de la Magistratu...

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Los miembros togados del Consejo Superior de la Magistratura han obedecido a la petición del jefe del Estado, Francesco Cossiga, y han retirado definitivamente las dimisiones que habían presentado en bloque como protesta porque Cossiga, como presidente de dicho Consejo Superior, les había prohibido discutir el comportamiento crítico del primer ministro, Bettino Craxi, frente a la Magistratura.Los magistrados han respondido a Cossiga con una carta calificada de gélida por la Prensa. Le recuerdan al presidente de la República "que ya en otras ocasiones el Consejo Superior de la Magistratura no dudó en intervenir en la misma línea intransigente de defensa de la independencia del ordenjudicial". Añaden que esperan que un "debate sereno sobre el papel y las funciones del órgano supremo de gobierno de la Magistratura, ante la presencia de Cossiga, sirva para aclarar las divergencias actuales acerca del modo de entender las competencias del Consejo en la defensa y autonomía del orden judicial". También afirman que retiran las dimisiones "con sentido de responsabilidad" y ante la "fuerte insistencia" con que ello había sido solicitado.

De hecho, la grave situación de crisis institucional que se ha abierto entre los dos poderes del Estado -presidencia de la República y órgano supremo de la Magistratura- va a ser debatida en el mismo Parlamento probablemente antes de Navidad. Existe, en efecto, el temor de que la crisis no se haya resuelto. Sólo se ha congelado momentáneamente, pero sigue rugiendo como un león enjaulado y puede volver a estallar en cualquier momento.

Los jueces, por ejemplo, no han renunciado a poder discutir el comportamiento del presidente del Gobierno, Bettino Craxi, y de su partido, el socialista, frente a la Magistratura. Que el problema sigue en pie lo demuestra el hecho de que la Asociación Nacional de Magistrados estaba para convocar una huelga general de jueces de tres días en solidaridad con los compañeros del Consejo Superior de la Magistratura y que estos últimos habían presentado las dimisiones en pleno, sin distinción de diversidades políticas.

Y, sobre todo, lo demuestra el hecho de que costó muchas horas de discusión la decisión de retirar las dimisiones. Uno de los 19 miembros togados, Raffaele Bertoni, juez del, Supremo, napolitano, presidente de la comisión antiMafia dentro del Consejo, se disoció del grupo afirmando que no estaba de acuerdo con revocar las dimisiones, pero que lo hacía sólo por espíritu de grupo.

La solidaridad con los jueces del Consejo ha sido muy amplia en todo el país y se han mantenido reuniones muy apasionadas en varias ciudades. En todas ellas la cabeza de turco, el objeto de las iras, más que el propio Cossiga, ha sido el presidente del Gobierno, Craxi, a quien se acusa de excesivo protagonismo y de usar de forma excesivamente desenvuelta su cargo de primer ministro para realizar unos ataques a la Magistratura que otros no se atreverían a hacer.

Por lo que se refiere a la condena del director y los periodistas del diario socialista LAvanti -que fue la última gota de agua que hizo desbordar las iras de Craxi y de los socialistas-, ayer se dieron a conocer las razones que determinaron dicho veredicto.

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El tribunal que les condenó explica que no fue por el derecho que todo órgano de información tiene a criticar el comportamiento de un juez y que el verdadero motivo fueron las acusaciones contra la moralidad del magistrado Spattaro, que juzgó a los asesinos del periodista Walter Tobagi. Según el tribunal, los socialistas de L'Avanti acusaron a Spattaro incluso de haber pactado con los asesinos para proteger a la novia del asesino arrepentido Marco Barbone.

El tribunal consideró gravísimo, y por sí solo habría podido determinar la detención del director del diario, el título del 3 de noviembre, Defensores de los asesinos de Tobagi. Naturalmente, los defensores eran los jueces. Los socialistas se defienden afirmando que ellos presentaron pruebas concretas de las manipulaciones que se efectuaron en torno al juicio de los presuntos asesinos de Tobagi, las cuales nunca fueron tomadas en consideración.

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