Cartas al director

El 'fiscal' Gelman

Mucho me temo que EL PAÍS (29 de noviembre de 1985) confunda a sus lectores cuando presenta a Juan Gelman, autor de La esquizofrenia de las clases medias argentinas, como poeta. La citada diatriba nada tiene que ver con la vocación poética del articulista. Es, en cambio, un típico producto de los instintos más destructivos que afloran cíclicamente en la personalidad escindida de dichas clases medias, a las cuales pertenece Gelman. Fascinado por las utopías de moda, preferentemente cruentas y mesiánicas, Gelman militó sin remordimientos de conciencia en las filas del estalinismo, ...

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Mucho me temo que EL PAÍS (29 de noviembre de 1985) confunda a sus lectores cuando presenta a Juan Gelman, autor de La esquizofrenia de las clases medias argentinas, como poeta. La citada diatriba nada tiene que ver con la vocación poética del articulista. Es, en cambio, un típico producto de los instintos más destructivos que afloran cíclicamente en la personalidad escindida de dichas clases medias, a las cuales pertenece Gelman. Fascinado por las utopías de moda, preferentemente cruentas y mesiánicas, Gelman militó sin remordimientos de conciencia en las filas del estalinismo, del foquismo guevarista y del maoísmo, para desembocar luego en el delirio homicida de la guerrilla montonera. En el montonerismo confluyó con otra vertiente nefasta de aquella misma personalidad escindida -la fascista, encarnada en el cabecilla de la banda, Mario Firmenich- y actuó públicamente como secretario de prensa de su aberrante milica. Tan aberrante, en verdad, que Gelman debió sumar la clandestinidad al exilio cuando sus camaradas montoneros lo condenaron a muerte por una discrepancia táctica. ¿Y este personaje es el que pretende erigirse en fiscal de todo el pueblo argentino, y no sólo de sus clases medias, pues las debilidades que escarnece en su arenga son las de la sociedad íntegra? ¿Y este es el personaje que acusa a los demás de "no mirar la sangre por la que resbalaban", cuando él mismo desarrolló su carrera política y guerrillera exclusivamente en movimientos de signo necrófilo? No es casual entonces que Gelman comparta con la Iglesia integrista, los militares facciosos y los jerarcas del sindicalismo corrupto las alternativas de esta campaña encaminada a desprestigiar y dinamitar la joven y frágil democracia argentina.-

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