La tímida apertura ideológica en China parece desvanecerse

La tímida apertura de ideas en la conducta política y social de China apreciada en los últimos 12 meses parece desvanecerse rápidamente. En el período de poco más de una semana se ha prohibido una obra de teatro de vanguardia, se ha resucitado el concepto de lucha de clases en la Prensa y un rector universitario ha defendido el marxismo ortodoxo.

Los escritores chinos han recibido instrucciones gubernamentales para que ejerzan la autocensura, con la advertencia de que la libertad en la creación literaria tiene sus límites. La revista teórica del partido comunista, Bandera Roja,...

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La tímida apertura de ideas en la conducta política y social de China apreciada en los últimos 12 meses parece desvanecerse rápidamente. En el período de poco más de una semana se ha prohibido una obra de teatro de vanguardia, se ha resucitado el concepto de lucha de clases en la Prensa y un rector universitario ha defendido el marxismo ortodoxo.

Los escritores chinos han recibido instrucciones gubernamentales para que ejerzan la autocensura, con la advertencia de que la libertad en la creación literaria tiene sus límites. La revista teórica del partido comunista, Bandera Roja, dijo hace una semana que "la liberalización burguesa no debe ser ejercida bajo ningún pretexto" y que "ni siquiera debe hablarse de la democracia al estilo occidental".La Prensa habló hace poco de que en una provincia se estaba limpiando la basura espiritual llegada al país con ciertas influencias extranjeras.

Todos estos ejemplos representan un cambio de actitud, fácilmente observado por los atentos seguidores de la vida diaria china, que ha coincidido con las semanas posteriores a la última conferencia especial del partido comunista, a finales de septiembre.

En aquella ocasión, los sectores más conservadores de la política china, integrados por los comunistas ortodoxos poco entusiastas con las reformas, levantaron su voz para denunciar un desvío ideológico del país.

Da la sensación de que a cambio de un apoyo para la política de reforma económica, aceptación de capital extranjero y establecimiento de empresas mixtas con el exterior, los ortodoxos exigen un reajuste ideológico.

"Lo lamentable es que muchos políticos chinos asocian la apertura al exterior con la llegada de corrupción, como si ésta fuera algo nuevo aquí", comentó a Efe un diplomático latinoamericano. Los marxistas ortodoxos están preocupados porque la juventud da demasiada importancia a los beneficios materiales y olvida la conciencia política comunista.

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La obra de teatro prohibida era de un grupo de vanguardia y planteaba el problema de jóvenes que superaron los problemas sociales de la revolución cultural pero que ahora ven el futuro con tristeza y poco entusiasmo.

El concepto de lucha de clases, durante varios años borrado del vocabulario político, volvió a surgir en el diario de los intelectuales chinos, Guangming Ribao, hace pocos días. El concepto "no ha sido borrado, va a continuar e incluso puede intensificarse".

Por su parte, Yuan Baohua, rector de la Universidad del Pueblo, defendió en un discurso el marxismo ortodoxo, "que salvó a China".

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