Cartas al director

Delito y aborto

Que su diario sea proabortista es evidente, no así que tal opción tenga un ápice de progresismo. En el editorial del día 6 de noviembre Las dos caras del escándalo, leo opiniones arbitrarias. Para ustedes, los hechos (los abortos de las jornadas feministas) se reducen a una contestación a las leyes. Mencionan el boicoteo de los médicos al aborto legalizado, así como lo moderado de dicha legalización para justificar la práctica del aborto libre. No, los abortos practicados son auténticos delitos. Parecen querer olvidar la famosa sentencia del Tribunal Constitucional. No se trata de una p...

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Que su diario sea proabortista es evidente, no así que tal opción tenga un ápice de progresismo. En el editorial del día 6 de noviembre Las dos caras del escándalo, leo opiniones arbitrarias. Para ustedes, los hechos (los abortos de las jornadas feministas) se reducen a una contestación a las leyes. Mencionan el boicoteo de los médicos al aborto legalizado, así como lo moderado de dicha legalización para justificar la práctica del aborto libre. No, los abortos practicados son auténticos delitos. Parecen querer olvidar la famosa sentencia del Tribunal Constitucional. No se trata de una protesta o contestación, por lo menos no sólo eso, hay más: la violación de la ley. Pero, con marginación de consideraciones jurídicas positivas, sentimentales, pasionales o religiosas, quisiera hacer algunas puntualizaciones.Moralmente, el fundamento del derecho a la vida debe basarse en la pertenencia a una especie animal: el hombre. Sacrificar gallinas en principio nos parece permisible, no así con nuestros semejantes, con todos, seá cual sea la etapa de desarrollo en que se encuentren. Sin embargo, ustedes trazan una caprichosa línea de división (¿tres meses?, ¿seis?, ¿nacimiento?, pura arbitrariedad) en virtud de la cual el Estado debe abstenerse de proteger a los individuos que no han llegado a tal frontera. Las leyes deben penar la transgresión de la moral imprescindible: vida, libertad, etcétera. Pero ustedes postulan individuos protegidos y no protegidos en esos derechos. Quieren que se abra la veda. Otros criterios, igual de caprichosos, han existido, existen y por desgracia parece que pervivirán. Con ellps ciertos individuos pueden verse mermados en sus derechos, hasta en el de la vida: judíos, negros, mujeres, homosexuales, herejes, librepensantes, minusválidos, etcétera. ¿Por qué no si existen tales fronteras caprichosas? Hay injusticias por las que luchar: violaciones, asesinatos, discriminaciones de toda índole, hambre, explotación, represión, etcétera, y también el aborto. Porque la libertad es hacer lo que a uno le venga en gana, pero debe castigarse cuando ataca derechos inviolables ajenos. Los hechos de Barcelona son un retorno a la tradición más pura de la España negra.-

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