Cartas al director

¿Un ex militar mendigo?

En un corto espacio de tiempo he leído en este mismo periódico, y en su sección Cartas al director, dos escritos que hacen referencia a un comandante del Ejército de la República española, que pide limosna en la calle de Goya, de Madrid. No resulta nuevo para mí lo que en estos escritos se dice, puesto que esta circunstancia yo la conocía hace algún tiempo.Ignoro cuál ha sido la razón que ha motivado hasta hoy mi silencio, a pesar de que mi conciencia me incitaba a denunciar públicamente ante las más altas autoridades del Estado español casos como éste, y otros muchos más, que llenan de...

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En un corto espacio de tiempo he leído en este mismo periódico, y en su sección Cartas al director, dos escritos que hacen referencia a un comandante del Ejército de la República española, que pide limosna en la calle de Goya, de Madrid. No resulta nuevo para mí lo que en estos escritos se dice, puesto que esta circunstancia yo la conocía hace algún tiempo.Ignoro cuál ha sido la razón que ha motivado hasta hoy mi silencio, a pesar de que mi conciencia me incitaba a denunciar públicamente ante las más altas autoridades del Estado español casos como éste, y otros muchos más, que llenan de vergüenza a quienes en este país se llaman demócratas, permitiendo que hombres que defendieron la libertad y la democracia, en esta nuestra España, se vean hoy, pidiendo limosna, quizá en la misma calle en que un día pusieron su pecho a las balas fascistas para evitar la muerte de muchos seres inocentes.

Comandante Robles: no ocultes tu rostro entre tus manos al solicitar una limosna para tu supervivencia; ya sabes que te lo critiqué cuando hace algún tiempo te reconocí, junto a la iglesia de la Concepción de la calle de Goya; qué pena sentí, al verte en aquella postura, como si quisieras ocultar ese grandioso pasado que existe en ti, y al quela sociedad debe un respeto imponente.

No pretendo con este escrito suscitar polémicas con quienes sa ben que son responsables de que este tipo de situaciones se produzcan en muchas personas, hombres y mujeres, que no solamente lo dieron todo en aquella ocasión, sino que además han vivido durante tantos años marginados, y hoy mismo discriminados al no querérseles reconocer los derechos que, como militares de la República, la historia les otorga.

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Sí. Militares profesionales de la República española. ¿Cómo se puede negar la profesionalidad a una persona que, como el que publica este escrito, tiene en su poder un título concedido y firmado por don Indalecio Prieto, entoncelministro de la Guerra de un Gobierno, quiérase o no, legalmente constituido?

¿Cómo puede negársele la profesionalidad a una persona que, poseedor de este título, ejecuta 280 servicios de guerra?

¿Cómo se puede negar la profesionalidad. a personas que una vez finalizada la guerra civil española fueron juzgadas como sargentos, tenientes, capitanes, etcétera, por un tribunal militar, en juicios sumarísimos, siendo condenados muchos de ellos a la pena de muerte, y algunos de ellos ejecutados?

Señores del Gobierno, tengan conciencia de ro que es el honor y pongan remedio a lo que muchos de nosotros nos veremos obligados a hacer en los últimos años de nuestras vidas. Pedir limosna. Y esto a mí me causa un respeto imponente-

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