Cartas al director

Degrelle y España

Este diario recogió (16-9-85) una larga carta del colaboracionista Leon Degrelle, quien, como belga, durante la última guerra mundial cooperó para que Hitler pudiera controlar a tantos países ocupados sin tener que emplear directamente a todos sus soldados. Contra lo que dice, Degrelle fue uno de tantos seres sin conciencia que se prestaron al "nuevo orden" (el de los cementerios), y que, como es natural, ahora, después de haber estado casi 40 años agazapado, tiene el cinismo de tratar de justificar a los nazis y hablarnos de que en los frentes del Este lo que había era un millón de europeos (...

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Este diario recogió (16-9-85) una larga carta del colaboracionista Leon Degrelle, quien, como belga, durante la última guerra mundial cooperó para que Hitler pudiera controlar a tantos países ocupados sin tener que emplear directamente a todos sus soldados. Contra lo que dice, Degrelle fue uno de tantos seres sin conciencia que se prestaron al "nuevo orden" (el de los cementerios), y que, como es natural, ahora, después de haber estado casi 40 años agazapado, tiene el cinismo de tratar de justificar a los nazis y hablarnos de que en los frentes del Este lo que había era un millón de europeos (y, claro, voluntarios según él, supongo). Pero lo cierto es que no quiere explicar qué voluntarios eran ésos, entre los que estuve yo, atrapado en una de sus redadas.Lo que me pregunto es cómo vive aquí, desde hace 40 años, este individuo. Y cómo se atreve a levantar la voz, y sobre todo a hablar de la poca gente que murió en Oradour, Normandía o las Ardenas (víctimas de sus amigos), y en su descargo habla de Dresde y de los 130.000 civiles muertos en un bombardeo. Que Degrelle siga camuflado, y en nuestra Fuengirola si quiere, y no porque lo merezca sino porque supo aprovecharse desgraciadamente del antiguo régimen español que también costó un millón de muertos, pero que deje de perturbar nuestras vidas. Porque, pese al mal humor que me produce leer sus escritos, siento satisfacción al comprobar la gran diferencia que existe entre una democracia, que permite que escriba una persona como él, y el "nuevo orden" que los de Degrelle trataron de establecer en el mundo.- .

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