La tercera empresa española del calzado, al borde de la suspensión de pagos

La demanda de suspensión de pagos presentada el día 2 de septiembre en Madrid por la empresa Festival Internacional, SA, y la apertura oficial, el pasado miércoles, del período de consultas previo a un expediente de regulación de empleo son dos de los indicios de la difícil situación económica por la que atraviesa esta compañía, radicada en Elche, con capital mayoritariamente estadounidense y tercera del sector en número de trabajadores y volumen de ventas.

Los empleados temen que la crisis desemboque en una liquidación de la empresa y sospechan que la venta que la multinacional norteam...

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La demanda de suspensión de pagos presentada el día 2 de septiembre en Madrid por la empresa Festival Internacional, SA, y la apertura oficial, el pasado miércoles, del período de consultas previo a un expediente de regulación de empleo son dos de los indicios de la difícil situación económica por la que atraviesa esta compañía, radicada en Elche, con capital mayoritariamente estadounidense y tercera del sector en número de trabajadores y volumen de ventas.

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Los empleados temen que la crisis desemboque en una liquidación de la empresa y sospechan que la venta que la multinacional norteamericana Uniroyal Inc. hizo en 1982 a Euro Investing Limited, de la misma nacionalidad, era una operación fantasma para eliminar la responsabilidad de la primera. La dirección, por su parte, piensa que la empresa puede salir adelante si reduce plantilla.Festival Internacional está dedicada especialmente a la fabricación de calzado veraniego y deportivo y produce marcas tan conocidas como Keds o Festival. Fue además la empresa pionera en nuestro país en la producción de las botas de deportes. En la actualidad, sin embargo, ha quedado atrás en la renovación tecnológica experimentada en este tipo de calzado, y un reciente informe de la firma consultora Arthur Andersen, encargado por la Generalitat valenciana, estima que sólo son válidas cuatro de las 12 líneas de producción que posee.

Con 631 trabajadores en este momento, Festival Internacional ocupa el tercer lugar del sector en nuestro país. El primero corresponde a Imepiel -la antigua Segarra-, ubicada en Vall d'Uixó (Castellón), de carácter estatal, con 2.045 trabajadores y unos ingresos anuales de 7.106 millones de pesetas, según datos de Fomento de la Producción correspondientes a 1983.

En el segundo puesto se sitúa el grupo José Paredes, integrado por cuatro empresas de Elche, con un volumen de ingresos en el mismo año de 5.730 millones de pesetas y una plantilla de 2.000 trabajadores. Los ingresos de Festival Internacional en 1983 fueron de 2.481 millones de pesetas.

De entre estas tres grandes del sector, Imepiel es un caso especial, con constantes dificultades económicas y cuyas pérdidas son sufragadas por el Estado. José Paredes obedece a un esquema distinto, pues decidió escoger, al parecer a tiempo, la vía de la descentralización productiva por el procedimiento de la división en varias empresas distintas. Hasta el momento, los resultados parecen haber sido buenos.

Finalmente, y debido en parte a sus grandes dimensiones, Festival Internacional se encuentra atenazada por fuertes deudas, especialmente con Hacienda y la Seguridad Social. Hay que tener en cuenta que desde finales de la pasada década la tendencia a la atomización de las empresas de calzado, la división en la producción de los diversos elementos y el puro paso a la economía sumergida o trabajo negro.

Escasa renovación

No ha sido el caso de Festival, que ha mantenido sus grandes dimensiones y además no ha renovado sus líneas de producción. De los 723 trabajadores con que contaba en 1980 ha pasado a 631 en la actualidad, lo que no ha supuesto una gran reducción. Ya la plantilla de 1980 procedía de un importante recorte, pues en los años setenta llegó a contar con 1.200 trabajadores.

En cuanto a las deudas contraídas, asciende a 696 millones de pesetas el valor de las que tiene con la Administración. De esta cantidad, 304 millones corresponden a la Seguridad Social, y 392, al Ministerio de Hacienda, que ha embargado por esa razón el edificio y la maquinaria.

Las alternativas analizadas en el estudio de Arthur Andersen pasan por reducciones de plantilla de entre 338 y 206 trabajadores con diversos mecanismos. En la actualidad está vigente una reducción de jornada del 50%, autorizada por la Consejería de Trabajo de la Ganeralitat valenciana, que concluye a final de mes.

José Plaza, miembro del comité de empresa de Festival Internacional y militante de CC OO, no descarta que puedan estudiarse fórmulas pactadas para reducir plantilla. "Si al Estado le puede costar 400 millones una regulación de empleo, el cierre le costaría 2.000".

El comité, integrado por nueve miembros de CC OO, ocho de UGT y un independiente, apoya un plan de viabilidad acordado en febrero pasado que contemplaba un total de 109 jubilaciones anticipadas hasta 1988 y un expediente de regulación de empleo con suspensión temporal de actividades durante 1985 "por un equivalente a un máximo del 25% de las jornadas de trabajo, y del 21,5% durante 1986".

Con estas medidas se pretendería mantener el nivel de empleo. En cuanto a la suspensión de pagos vigente, pese a que sorprendió al comité, que se enteró por la Prensa local, no es necesariamente contradictoria con la aplicación del plan. Lo que sí permite la situación de suspensión de pagos es que el Fondo de Garantía Salarial responda económicamente a eventuales despidos, en lugar de la propia, compañía.

No obstante, la impresión de los trabajadores y las centrales sindicales es bastante pesimista, pues piensan que Festival ha llegado a su actual situación debido, entre otras cosas, a la falta de una adecuada política empresarial. Juan Antonio Masiá, secretario general de la Federación de Textil y Piel Provincial de Alicante, de UGT, opina que "la fábrica se ha ido quedando parada poco a poco por falta de actividad empresarial; en el departamento de ventas deben de dedicarse a jugar al tute o al dominó. Además, sigue teniendo la misma estructura de mano de obra indirecta que cuando tenía 1.000 trabajadores".

Problema sencillo

Un portavoz de la empresa dice que se trata de un problema "mucho más sencillo", debido a que "no todas las compañías del sector estaban preparadas para afrontar las circunstancias que han sobrevenido en los últimos años". Asegura que la reducción de plantilla es "inevitable" y podría afectar a más de la mitad del total actual de empleados.

Según la misma fuente, "eso no quiere decir que se pierdan todos esos puestos de trabajo: hay parcelas de la empresa que se podrán ceder a grupos de trabajadores en régimen de cooperativa y que quizá serán entonces más rentables; se trata de ir hacia la descentralización productiva".

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