La Guardia Civil detiene a un capitán del Ejército que chantajeaba a dos empresas

Un capitán del Ejército, Julio Mula López, fue detenido el pasado día 10 por la Guardia Civil como presunto autor de un intento de extorsión a empresas de alimentación. El capitán envió a dos industrias de Madrid cartas suscritas por una supuesta Milicia Kropotkin, en las que con un tono pretendidamente anarquista exigía siete millones de pesetas bajo la, amenaza de envenenar sus productos con ácido lisérgico dietilamida (LSD) si no cumplían sus condiciones económicas.

La unidad de servicios especiales de la Guardia Civil, a la que las empresas sometidas a extorsión informaron de lo que...

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Un capitán del Ejército, Julio Mula López, fue detenido el pasado día 10 por la Guardia Civil como presunto autor de un intento de extorsión a empresas de alimentación. El capitán envió a dos industrias de Madrid cartas suscritas por una supuesta Milicia Kropotkin, en las que con un tono pretendidamente anarquista exigía siete millones de pesetas bajo la, amenaza de envenenar sus productos con ácido lisérgico dietilamida (LSD) si no cumplían sus condiciones económicas.

La unidad de servicios especiales de la Guardia Civil, a la que las empresas sometidas a extorsión informaron de lo que sucedía, detuvieron al capitán Mula en un paraje próximo a Madrid cuando éste amenazaba con una pistola de su propiedad a un agente, que se hizo pasar por la persona encargada de entregarle el dinero en nombre de una de las empresas. Julio Mula, de 41 años de edad, pertenece al cuerpo de Ingenieros Técnicos de Armamento y Construcción. Se encontraba en situación de reemplazo por enfermedad (incapacidad transitoria) desde junio de 1982, a causa de una pérdida de la capacidad auditiva. Continuaba recibiendo del Ejército su salario mensual, a excepción de los complementos de destino.En torno al pasado día 22 de agosto, las empresas Aceites Toledo y Ebro, fabricantes de azúcar y alcoholes, recibieron cartas firmadas por la Milicia Kropotkin en la que se les exigía el pago de cinco millones de pesetas si querían evitar el envenenamiento de sus productos con LSD. El chantajista advertía que también -avisaría a las autoridades sanitarias y a los medios informativos. Una de las cartas amenazaba con introducir dosis de 400 microgramos de LSD en 150 botellas de aceite, y la otra con mezclar la misma sustancia en 250 paquetes de azúcar que serían introducidos en comercios Y grandes almacenes.

El portavoz de una de las empresas afectadas manifestó que el hecho se puso inmediatamente en conocimiento de la Guardia Civil, que a partir de ese momento se encargó de las investigaciones. Pocos días después, la supuesta banda armada envió una segunda carta aumentando la cantidad a pagar hasta siete millones de pesetas. En la misiva se especificaba que los industriales deberían poner un anuncio con un teléfono de contacto en la sección de traspasos de un periódico.

Dicho anuncio, según el portavoz de una de las industrias, fue insertado por miembros de la Guardia Civil, que a partir de ese momento simularon seguir todas las instrucciones del extorsionador. Los días 6 y 9 de este mes un comunicante anónimo llamó al teléfono que constaba en el anuncio para indicar unas cabinas telefónicas a las qué, los interesados se debían dirigir para recibir nuevas instrucciones. La última de ellas fijaba una cita cerca de una de las carreteras de salida de Madrid para entregar el dinero, lugar donde fue detenido el capitán Mula.

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La revista semanal Tiempo publicaba, en la edición del 5 al 11 del pasado mes de agosto, un artículo en el que se informaba sobre extorsiones a empresas de alimentación firmadas por la Milicia Kropotkin. Del contenido del citado artículo se desprendía que las empresas amenazadas pagaban a los chantajistas en muchos casos, sin hacer preguntas y llevando el asunto en el más estricto secreto para evitar cualquier publicidad perjudicial para el negocio.La esposa del capitán Mula declaró ayer que su esposo era lector frecuente de Tiempo. La mujer manifestó desconocer los motivos de la detención de su marido y añadió que su situación económica no era mala.

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