Ronald Reagan rechazará la imposición de cuotas a las importaciones textiles norteamericanas

El presidente norteamericano, Ronald Reagan, vetará "casi con toda seguridad" cualquier legislación del Congreso que pretenda imponer cuotas a las importaciones textiles norteamericanas, ha manifestado en la capital estadounidense el representante comercial de la Presidencia, Clayton K. Yeutter. La del textil es la primera de cerca de 300 iniciativas legislativas que el Congreso se dispone a emprender en la actual oleada proteccionista que inunda Capitol Hill.

La intención del presidente Reagan de ejercer el veto es la primera muestra de una nueva y más agresiva estrategia puesta en prá...

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El presidente norteamericano, Ronald Reagan, vetará "casi con toda seguridad" cualquier legislación del Congreso que pretenda imponer cuotas a las importaciones textiles norteamericanas, ha manifestado en la capital estadounidense el representante comercial de la Presidencia, Clayton K. Yeutter. La del textil es la primera de cerca de 300 iniciativas legislativas que el Congreso se dispone a emprender en la actual oleada proteccionista que inunda Capitol Hill.

La intención del presidente Reagan de ejercer el veto es la primera muestra de una nueva y más agresiva estrategia puesta en práctica por la Casa Blanca en temas de comercio internacional para hacer frente a los sentimientos proteccionistas del Congreso. A su vez supone un endurecimiento de la postura de la Administración norteamericana hacia aquellos países que ponen trabas a la apertura de sus mercados a los productos norteamericanos.El pasado sábado, Reagan había anunciado la toma de medidas contra la CEE, Japón, Corea del Sur y Brasil destinadas a lograr la eliminación de las barreras que impiden la venta de frutas en conserva, cigarrillos, pieles, seguros y ordenadores de producción norteamericana. Yeutter señaló que la Casa Blanca podría anunciar en los próximos 30 días una serie de medidas comerciales adicionales, que podrían incluir ayuda financiera a los exportadores norteamericanos que tengan que competir con las favorables condiciones crediticias que facilitan tales Gobiernos extranjeros a sus exportadores, así como ayuda a los trabajadores que pierdan sus puestos de trabajo a causa de las importaciones.

La ley textil, respaldada por los senadores. Strom Thurmond y Edgar Jenkins, ha conseguido ya el respaldo mayoritario tanto del Senado como de la Cámara de Representantes, lo que refleja las intensas presiones llevadas a cabo por los sindicatos y las organizaciones patronales norteamericanas, quienes manejan la cifra de 200.000 puestos; de trabajo perdidos y 250 fábricas cerradas a causa del aumento de las importaciones. Dicha ley textil reduciría el nivel de exportaciones a EE UU de los 20 mayores productores mundiales del sector a los niveles de 1983, y afectaría principalmente a Indonesia, China, Corea del Sur, Taiwan, Hong-Kong, India, Brasil y Japón.

Oposición de los importadores

Como ya ocurriera con el calzado, los principales oponentes a la imposición de cuotas al textil, más que la propia Casa Blanca, son los minoristas e importadores, que también han formado su propia coalición y que aseguran que las cuotas significarán un coste para los consumidores norteamericanos de 2.000 millones de, dólares, unos 340.000 millones de pesetas, además de suponer una clara violación de las obligaciones internacionales del país y forzar posibles represalias por parte de los socios comerciales de Washington.

Por su parte, la Comunidad Económica Europea (CEE) remitió ayer a Ginebra, sede del Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles (GATT), el problema planteado por el presidente de EE UU, Ronald Reagan, sobre las subvenciones en la comunidad a algunas frutas transformadas. Para la CEE, el GATT es la "instancia apropiada para que su resolución, en conformidad a las reglas del comercio internacional", manifestaron ayer fuentes oficiales en Bruselas, informa desde Luxemburgo Andrés Ortega.

Las quejas de Reagan en lo referente a la CEE se refieren especialmente a las ayudas que la Comunidad otorga a los productores de peras y melocotones, y que fueron introducidas en 1978. Ya entonces EE UU se quejó de que esta medida podía perjudicar a sus exportaciones, tesis que la CEE rechaza, según indicaron medios de la Comisión Europea, pues el nivel de las ventas estadounidenses de estos productos a Europa se ha mantenido. Y las dificultades que encuentra EE UU no tienen relación con la política de la CEE, pues aparecen también en otros mercados.

Ayudas comunitarias

No obstante, el caso fue examinado en 1982 ante un panel del GATT, que dictaminó que las ayudas comunitarias podían haber dañado gravemente la competencia entre EE UU y la CEE, según reconoció ayer la Comisión Europea. Pero para que las conclusiones del panel fueran aceptables, la Comunidad debería pagar un precio mínimo a los productores de peras y melocotones, que suelen tener ingresos bajos y ubicarse en zonas mediterráneas. Es más, añade la Comisión, estas ayudas se han reducido para las peras en un 25%, un 10% y un 7% respectivamente en 1983, 1984 y 195, y para los melocotones, en un 20% y un 12% en los dos últimos años.

La Comunidad espera que la cuestión se resuelva en el GATT, aunque es consciente del plazo del 1 de diciembre fijado por Reagan, un plazo similar al que se cierne sobre la disputa en torno a las subvenciones a las exportaciones de agrios que otorga la CEE. "Tenemos la conciencia tranquila", indicó recientemente el comisario encargado de la política exterior de la Comunidad, Willy de Clerq. Pero queda abierto un nuevo capítulo en la guerra comercial entre las dos orillas del Atlántico.

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