Libia pide la expulsión de Irak de la Liga Arabe y de la Conferencia Islámica

Libia ha solicitado la expulsión de Irak de la Liga Árabe y de la Conferencia Islámica y ha calificado de fascista al régimen del presidente Sadam Husein, como réplica a la petición que le hizo el pasado miércoles el Gobierno iraquí para que retirase de Bagdad a todos sus representantes diplomáticos. Irak manifestaba así su protesta por el apoyo moral y material del coronel Muammar el Gaddafi a la revolución Jomeinista, según fuentes iraquíes. La medida fue respondida inmediatamente por otra similar del Gobierno libio, en lo que parece una virtual ruptura de las relaciones diplomáti...

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Libia ha solicitado la expulsión de Irak de la Liga Árabe y de la Conferencia Islámica y ha calificado de fascista al régimen del presidente Sadam Husein, como réplica a la petición que le hizo el pasado miércoles el Gobierno iraquí para que retirase de Bagdad a todos sus representantes diplomáticos. Irak manifestaba así su protesta por el apoyo moral y material del coronel Muammar el Gaddafi a la revolución Jomeinista, según fuentes iraquíes. La medida fue respondida inmediatamente por otra similar del Gobierno libio, en lo que parece una virtual ruptura de las relaciones diplomáticas entre los dos países.Aunque las propuestas libias no tienen posibilidades de prosperar en la Liga Árabe, que, con la excepción de Libia y Siria, apoya sin condiciones a Irak en su conflicto con Irán, la relacionada con la Conferencia Islámica, si Libia la plantea formalmente, puede colocar en una situación delicada al copresidente de la unión libio-marroquí, el rey Hassan II, que es al mismo tiempo presidente de la Conferencia Islámica.

El Gobierno iraquí acusa al régimen libio de suministrar armamento de origen soviético a Irán, incluyendo cohetes tierra-aire y tierra-tierra.

El propio primer vicepresidente del Consejo iraquí, Taha Yassine Ramadan, se había hecho eco de esta acusación la semana pasada, cuando confirmó que Irak se negaba a recibir a unos emisarios que Libia ha enviado por varios países árabes con otro proyecto unitario.

Estos problemas de Irak con Libia completan los que el régimen de Gaddafi tiene ya con varios de los principales aliados y amigos de Marruecos, su socio en la unión de Estados, y confirman la fragilidad de dicha unión al menos en política exterior.

Esta semana, Gaddafi también ha hecho un llamamiento al derrocamiento del presidente de Zaire, Mobutu Sese Seko, que no asistirá este año a la cumbre de la Organización para la Unidad Africana de Addis Abeba en solidaridad con Marruecos.

Buena parte de la controversia del coronel Gaddafi con Mobutu procede del apoyo prestado por Zaire, incluso con envío de tropas, al presidente de Chad, Hissène Habre, recibido la semana pasada en a at por Hassan II, en un intento de mediación aparentemente fallido.

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Aunque no se ha dado ninguna información en Rabat, el miércoles el consejero real Reda Guedira y el ministro del Interior, Driss Basri, llegaron a Trípoli con un mensaje de Hassan II para Gaddafi. En los últimos meses la cooperación económica marroquí-libia ha conocido algunos problemas por el veto tajante de Libia a los marroquíes de origen judío, que, no obstante, ocupan importantes puestos en consorcios comerciales marroquíes que comercian con Libia, como el Omnium Nord Africain, algunos de cuyos representantes en Trípoli fueron expulsados.

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