La detención de la terrorista mas buscada de Italia cierra un ciclo histórico

Bárbara Balzerani, gran figura del terrorismo rojo italiano, fue detenida el miércoles en Ostia, cerca de Roma. Con ella cae la última componente histórica de las Brigadas Rojas que se encontraba en libertad. El primero en ser informado de la captura fue el presidente del Consejo de Ministros, el socialista Bettino Craxi. Según los jueces, con la detención de Balzerani se "cierra un ciclo histórico, tras caer en manos de las fuerzas de seguridad el último personaje de relieve de las Brigadas Rojas".

El que Craxi fuera advertido de la detención de Balzerani con tanta rapidez demuestr...

Bárbara Balzerani, gran figura del terrorismo rojo italiano, fue detenida el miércoles en Ostia, cerca de Roma. Con ella cae la última componente histórica de las Brigadas Rojas que se encontraba en libertad. El primero en ser informado de la captura fue el presidente del Consejo de Ministros, el socialista Bettino Craxi. Según los jueces, con la detención de Balzerani se "cierra un ciclo histórico, tras caer en manos de las fuerzas de seguridad el último personaje de relieve de las Brigadas Rojas".

El que Craxi fuera advertido de la detención de Balzerani con tanta rapidez demuestra la importancia que se ha concedido a la captura de la terrorista, de 37 años -separada y compañera de Mario Moretti, otro histórico de las Brigadas Rojas, hasta que éste fue detenido-, casi un mito dentro del terrorismo, la más famosa de las brigadistas rojas después de Mara Cagol, la mujer de Renato Curcio, muerta por la policía, y a la que sucedió en la organización extremista Barbara Balzarani.La terrorista detenida residía en Ostia, en la calle de Simonetti, un barrio de lujo, junto con magistrados, pilotos de Alitalia y azafatas. Vivía, sin despertar ninguna sospecha, junto con el joven Gianni Pelosi, un simple gregario del terrorismo de última hora, sin historia alguna.

Barbara Balzerani fue detenida en plena calle tras años de investigaciones y cuando la Interpol la buscaba en Nicaragua, Paraguay y París. La brigadista roja Tenía la mano en el gatillo de una pistola, dentro de una bolsa con un agujero, cubierta con un pañuelo negro. Pero no le dio tiempo a disparar.