La reconciliación libanesa en peligro

Un hombre para situaciones extremas

Rachid Karame, un soltero de pelo blanco, nació en el seno de una rica e influyente familia suní -su padre, Abdel Hamid Karame, fue uno de los padres de la independencia- el 30 de diciembre de 1921, en el pueblo Míriyata, cerca de Trípoli, en el norte del país. Llamado El Efendi (en árabe coloquial, El Señor), Karame tiene fama por su frialdad ante situaciones extremas y por sus manifestaciones siempre optimistas. En repetidas ocasiones se ha hablado de él como de "el hombre de la última oportunidad".Su carrera política comenzó en 1951, cuando el joven abogado fue elegido diputado por Trípoli....

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Rachid Karame, un soltero de pelo blanco, nació en el seno de una rica e influyente familia suní -su padre, Abdel Hamid Karame, fue uno de los padres de la independencia- el 30 de diciembre de 1921, en el pueblo Míriyata, cerca de Trípoli, en el norte del país. Llamado El Efendi (en árabe coloquial, El Señor), Karame tiene fama por su frialdad ante situaciones extremas y por sus manifestaciones siempre optimistas. En repetidas ocasiones se ha hablado de él como de "el hombre de la última oportunidad".Su carrera política comenzó en 1951, cuando el joven abogado fue elegido diputado por Trípoli. A los pocos meses, el diputado Karame fue nombrado ministro de Justicia y en 1955 se convirtió en el más joven primer ministro de la historia líbanesa. Al año siguiente dimitió por su desacuerdo con la política pro-occidental del presidente Camille Chamoun.

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El sucesor de éste, general Fuad Shehab, pidió a Rachid Karame que intentara volver a reconciliar al país tras el levantamiento musulmán de 1958. Karame fue primer ministro en cinco ocasiones hasta 1969, con una política de equilibrio entre el Este y el Oeste.

Cuando estalló la guerra civil, en 1975, el presidente Suleiman Franjie le pidió que formara otro Gobierno de unidad nacional, pero éste se revelé incapaz de poner fin al conflicto. En abril del año pasado nuevamente formó un Gabinete de unidad nacional, pero otra vez la divisones entre los diferentes grupos minaron su capacidad de acción. Uno de sus ministros nunca acudió a las reuniones del Ejecutivo y tanto el líder druso Walid Jumblat como el shií Nabih Berri se han mantenido alejados del Gabinete durante meses.

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