Reportaje:

La técnica amenaza el monopolio de Intelsat

La organización, que agrupa a 109 países, inicia una fuerte campaña para evitar la competencia en las comunicaciones internacionales por satélite

La decisión del gobierno del presidente Reagan de romper el monopolio sobre las comunicaciones internacionales por satélite que a lo largo de 20 años había mantenido Intelsat al autorizar a la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos a conceder licencias a entidades privadas, ha puesto a esta organización frente a un dilema para el que no estaba preparada.En los últimos dos años, coincidiendo con la demanda de permisos por parte de empresas privadas para competir con Intelsat en algunas de las áreas de su competencia, este organismo respondió con una efectiva campaña en el Congreso...

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La decisión del gobierno del presidente Reagan de romper el monopolio sobre las comunicaciones internacionales por satélite que a lo largo de 20 años había mantenido Intelsat al autorizar a la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos a conceder licencias a entidades privadas, ha puesto a esta organización frente a un dilema para el que no estaba preparada.En los últimos dos años, coincidiendo con la demanda de permisos por parte de empresas privadas para competir con Intelsat en algunas de las áreas de su competencia, este organismo respondió con una efectiva campaña en el Congreso y el Senado norteamericanos para impedir la concesión de tales licencias. El argumento utilizado en Washington por los influyentes abogados reclutados por Intelsat era básicamente financiero: este tipo de competencia iba a provocar la bancarrota de la organización. Entre otros importantes lobbistas de la capital federal norteamericana, Intelsat contaba con Stuart Eizenstat, que fuera jefe de Personal de la Casa Blanca durante la presidencia de Jimmy Carter.

La campaña ha producido sus efectos. La Comisión Federal de Comunicaciones norteamericana ha empezado a recibir cartas y recomendaciones de diputados y senadores pidiendo que la decisión de acabar definitivamente con el monopolio sea pospuesta, y de hecho ha conseguido ya el primer aplazamiento hasta junio de este año.

Fuentes cercanas al Capitolio, en Washington, aseguran que ya se están redactando diversos proyectos de ley para impedir la entrada de competidores en el campo cubierto por Intelsat o, por lo menos, para evitar que la rotura del monopolio se produzca antes de 1986.

En el fondo de la cuestión está el miedo de los gerentes de esta organización a la entrada de la competencia privada. El campo de las comunicaciones internacionales ha experimentado un enorme desarrollo técnico en los últimos años. Hay decenas de empresas privadas dispuestas a entrar comercialmente en el mercado y competir con mejores precios y servicios con Intelsat. Estas empresas, incapaces de competir con los grandes lobbies que defienden los intereses de la organización internacional, han optado por iniciar una campaña de prensa para difundir su postura.

Servicios para todo tipo de empresas

"Podemos ofrecer servicios para todo tipo de empresas, tanto bancarias como de televisión, a un precio considerablemente menor que el de Intelsat", aseguran, "y sólo afectaremos a una pequeña porción de sus ingresos, ya que nuestra oferta va dirigida a pequeñas compañías y no a las grandes empresas telefónicas o televisivas".

Intelsat, por supuesto, niega este argumento, por considerar que la competencia le vendría en las rutas de comunicaciones más transitadas, que es de las que saca su beneficio, mientras que seguiría obligada a ofrecer líneas en rutas deficitarias. Pero su insistencia y las dimensiones de su campaña -que muchos consideran excesiva- para evitar la competencia ha llevado a la Comisión Federal de Comunicaciones a preguntarse si un monopolio internacional como Intelsat tiene derecho a financiar una operación de influencias de este tipo, sobre todo porque el dinero utilizado en esta campaña proviene de los usuarios del sistema, que se beneficiarían de una mayor competencia entre sus proveedores.

La importancia de la legislación norteamericana para Intelsat, y en general para el sistema de comunicaciones por satélite internacional, estriba en que la rotura del monopolio en Estados Unidos significaría, de hecho, abrir la brecha en todo el mundo. Dos compañías, Orion Satellite Corporation y Pan American Satellite Corporation, están preparadas desde hace tiempo para entrar en competencia con Intelsat.

Sus esfuerzos para conseguir que se les permita entrar en el mercado es lo que los responsables de Intelsat utilizan como argumento para justificar su campafía en el Congreso, en la que llevan gastados más de 300.000 dólares (más de 50 millones de pesetas). "Se trata", explican los responsables de la organización internacional, "no de hacer lobby, sino de explicar los problemas en que nos sumiría la competencia".

Algunos de sus clientes, como la cadena de televisión en español SIN, que transmite a toda Latinoamérica y que considera que podría resultarle mucho más barato utilizar los servicios de un satélite privado, aseguran que la Intelsat lleva gastados casi dos millones de dólares (360 millones de pesetas) en 1984.

Las compañías privadas, que desearían un trozo del pastel que hoy por hoy controla Intelsat, asi como algunos clientes que esperan ver reducidos sus costes con la entrada de la competencia en el sistema, creen que Intelsat no tiene ninguna oferta concreta y tan sólo desea aplazar la decisión a sabiendas de que muchas de las empresas que ahora están preparadas para entrar en el mercado desistirán si la autorización se aplaza, por lo menos, un par de años, con lo que al final conseguirán que la competencia sea menor.

Dos tercios de las comunicaciones

Más de dos tercios.de las telecomunicacioners internacionales transoceánicas de todo el mundo se producen a través de los satélites de Intelsat. Estos satélites permiten también la transmisión internacional de programas de televisión. Para conseguir todo esto, Intelsat dispone de grandes medios técnicos y mantiene actualmente en órbita seis satélites operacionales, tres sobre el océano Atlántico, dos sobre el océano Indico y uno sobre el océano Pacífico, así. como algunos satélites de reserva.

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